El periodismo tiene diversas variantes y/o enfoques y, aunque se ejerza desde una misma trinchera, cada reportero imprime su propia visión haciendo un ejercicio honesto situando en relieve los defectos de la gobernabilidad, o asumiéndose como vocero o semi-crítico del poder haciendo fortuna ligándose a gobernantes, o a delincuencia organizada (que muchas veces empalman sus caminos), o fortalecer intereses personales o de grupo.

A diferencia de varios entrevistados para este espacio, José Luis Palacios Islas, quien se autodefine “periodista de la vieja guardia” ha sido compañero de muchas mañaneras y está absolutamente desencantado de las conferencias de Palacio Nacional y de la T-4 –como la llama–, y considera que la llamada Cuarta Transformación del país, terminó únicamente en ser una ‘T-4’, “Transformación de Cuarta”.

Aunque Palacios Islas nació y ha vivido siempre en la Ciudad de México, está registrado –por decisión de sus padres– en Sanctórum de Lázaro Cárdenas, uno de los 60 municipios del estado de Tlaxcala. Realizó la carrera de periodismo en la Carlos Septién Garcia, sin embargo, desde muy joven fue aprendiz de reportero en el semanario “Impar”, donde conoció la rotativa, el linotipo, la escritura sorprendente al revés de los linotipistas, el pegado de la copia con cera para llevarla al rodillo, todo ello cuando tenía apenas 15 años; hoy tiene sesenta.

Ingresó en 1977 a la Septién para prepararse como redactor y reportero gráfico, sin embargo quería ser licenciado en periodismo y, en aquella época, esa licenciatura existía únicamente en la UNAM. “Dejé la Septién para ingresar a la Agencia Mexicana de Noticias, Notimex, un primero de septiembre de 1982, como redactor y después como reportero”.

Después de estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria # 6, entró a la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM donde obtuvo el título de Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Regresa a trabajar en Notimex (ocho años) y renuncia en 1989 para fundar “Tribuna”, periódico delegacional que –debido al éxito– fue comprado por la familia Alarcón (El Heraldo de México) para hacerlo nacional, sin llegar a serlo. Ahí laboró cuatro años e ingresó a El Universal cubriendo principalmente la fuente política durante ocho años.

Ahí conoció a López Obrador por las famosas ‘cajas de Tabasco’, y quien era entonces del PRD. Desde ahí cubrió su paso por la dirigencia nacional de ese partido hasta la jefatura de Gobierno de la CDMX. En ese lapso, por haber escrito una nota acerca del divorcio de Porfirio Muñoz Ledo, este político pidió su cabeza El Universal. “La publiqué en media plana pero yo no lo investigué, fue su esposa la que habló y me dijo que el político había violado un amparo”.

Con el periodista Carlos Ramírez cofundó “La Crisis”, desde donde cubrió las mañaneras de López Obrador, Jefe entonces de Gobierno y, cuando éste aseguró que “era indestructible”, junto con el periodista de “Cuestión” Jesús Pulido (QEPD), le acuñaron al político tabasqueño el sobrenombre de “Pejeman”. Al salir de ‘La Crisis’ funda la primera época de ‘La Razón’ cuando “todavía no llegaba Pablo Hiriart”. En esa época, 2007, cursaría la maestría en periodismo político en la Carlos Septien donde se convierte en el primer titulado en esa maestría.

El doctorado en Dirección de Organizaciones lo concluye en la Universidad del Distrito Federal en 2019 y, actualmente, está invitado a participar como ponente en el Congreso Iberoamericano de Educación, Psicología y Desarrollo Sostenible a llevarse a cabo en junio (2020) en la Universidad de León España, donde presentará la ponencia “Periodismo, oficio o profesión. El caso de la Ciudad de México”; Hoy forma parte de la prestigiada AMIC, Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación.

¿Cómo nació ‘Página Ciudadana’?

– Al terminar la maestría, y con las enseñanzas de Yuri Serbolov sobre nuevas tecnologías, surge la idea de retomar el proyecto de ‘Tribuna’ y seguir el mismo modelo, vivir de la publicidad oficial, pero llegamos al siglo XXI y ésta prácticamente ya no existe. Es cuando fundé “Página Ciudadana” y desde entonces he mantenido la independencia, ¿Por qué?, porque los que estudiamos periodismo lo hacemos porque nos gusta. Nos atrae escribir, contar la verdadera historia, la realidad, pero que muchas veces tienes que ocultarla, autocensurarte, porque dependes de un salario.

– ¿Por qué ya casi no vas a las mañaneras? 

– Porque diario es lo mismo. No hay respuesta a las preguntas, solo justificaciones, y además no te da la palabra, no permite preguntar. Escoge o señala a quien sabe que nunca lo comprometerá. Por ejemplo, en días pasados dio la palabra al compañero Marco Olvera quien –teléfono en mano– dio más argumentación que pregunta. “Yo no creo que tú prepares una pregunta así, con datos estadísticos y mucho contexto, porque ni siquiera sabes quién va a llegar y, la verdad, no es creíble. En todos los casos ha sido igual, lo mismo”.

Llegar temprano se ha convertido en competencia porque ser primero en la fila significa la “posibilidad” de que te den la palabra (aunque no necesariamente), pero sobre todo porque es propaganda, publicidad o auto publicidad para tu canal o medio. Por ejemplo, Lord Molécula (Carlos Pozos), dice que “El que se levanta temprano le toca la primera fila”, y es cierto. Aunque cuando a los periodistas viejos, o experimentados lo citaban a una hora, muy temprano, ahí estaban, ¡pero no llegabas tres horas o casi cuatro horas antes de la cita!

Los grandes periódicos continúan el modelo de negocio del siglo pasado: servirle al presidente y que éste les pague sus servicios; por eso mandan a sus reporteros a tener presencia aunque no pregunten, y si lo hacen, es para destacar sus primeras planas o investigaciones. “Tú lo viste, la ocasión que me dio la palabra le argumenté que “nos conocíamos”, que teníamos 30 años de hacerlo, pero se hizo el occiso porque sabe perfectamente que yo no estoy a su servicio, soy independiente”. Él conoce perfectamente que las empresas periodísticas viven –o aspiran vivir– de la publicidad oficial.

– ¿Hay reporteros sembrados?

Sí… aunque no tan sembrados, más bien cautivados. O bien son Amlovers o tienen un convenio. Los YouTubers que van –por ejemplo– son jóvenes, simpáticos, educados, decentes, buenas personas, pero ¿Qué buscan? Espectacularidad, audiencia; no quieren informar, no les interesa, quieren ser parte de este show, de este circo, de este espectáculo en que se han convertido las mañaneras.

De un ejercicio democrático de rendición de cuentas, y las dudas generadas por la no-política, lo que hoy vivimos son enfrentamientos entre reporteros (o quienes dicen serlo): periodistas nobeles sin trayectoria, que la construyen –muy válido–, pero que no asumen una autocrítica en su periodismo.

Insisto, los compañeros que van ahí no van a preguntar, van a promoverse, a gestionar, porque ahora resulta que no son los gobernadores que vienen a pedir la atención a sus estados, son los amlovers o los youtubers o los periodistas de provincia. El presidente de la república es un jefe de estado, pero no ha querido asumirse como tal, sino que se ha dedicado a dividir al país entre buenos y malos, fifís y conservadores.

– ¿Cuál fue tu periplo para acreditarte?  

Soy de los pocos que le ha costado trabajo acreditarse. Tardé tres meses. Cierto día llevé mi carta como hacen todos los medios y me dijeron, “Tienes que esperarte porque hay 130 solicitudes antes que la tuya”. Aguanté un mes y, al no recibir respuesta pensé en recurrir a un amparo, o poner una queja en Derechos Humanos, pero mi abogado me sugirió meter otra solicitud, señalando las razones o motivos por lo que lo hacía. La aprobaron, pero cuando fui por ella no me la dieron porque atendían solamente de 10 a 12, y eran 12:30.

Recordarás que en tu programa con Raúl Fraga (La Agenda del Emprendedor) les dije que Carlos Pozos (Lord Molécula) iba a ser el sello, la marca, de las conferencias mañaneras y de la T4 (transformación de cuarta) porque aquí no hay transformación: es más de lo mismo, nada más que con mentiras.

– ¿Cumplen su función de informar las conferencias mañaneras?

– Algunas veces, pero la mayor parte no; ya que es el presidente el que marca la línea, que es distraer, pero jamás tocar los temas espinosos del momento; o profundizar en problemas del país… “Decir que un cero significa crecimiento, sólo pasa en México”. Sí, hay compañeros muy duros que quieren preguntarle y, cuando lo hacen, ya ves cómo les va.

Ojalá me equivoque, pero no tarda el día en que veamos un pleito de puños entre compañeros y compañeras. Los ánimos ya están muy elevados, sobre todo con los que quieren salir a cuadro y se levantan temprano, y los que se levantan normal, llegan “tarde”, y tampoco son señalados por “el dedo del señor”. Insisto, no hay sembrados, hay cautivados; gente que sí le cree.

Siempre he señalado que las sillas de la sala de prensa son un martirio; pero los Amlovers dicen “Tú te quejas de las sillas y el presidente está dos horas parado, y no se queja”… Ahí te das cuenta: quieren a su presidente.

– ¿Qué futuro le ves a las mañaneras?

– El día que los reporteros se enfrenten a golpes, y los dueños de los medios tradicionales se den cuenta que no les sirve ir a las mañaneras para quedar bien con el presidente, ese día el interés por ellas se perderá. ¿Cuál es su futuro? Seguir el espectáculo.

– Un día preguntaron al Presidente cuál sería la estrategia de comunicación y respondió “La estrategia soy yo…”, ¿Qué te dice esta respuesta?

– Son muy ególatras y engreídos. Piensan que son creadores de la verdad o que descubrieron el “hilo negro”… y tú sabes muy bien que la comunicación que está dando el sr. Presidente va hacia un precipicio; esto va a llegar a su límite porque no da respuestas. Y al no darlas la gente se cansa, “se cansa de tanta pinche transa”, porque también hay transa. Pregúntale  a cualquier señora que pase por aquí ¿cómo vive su día en el mercado, o si le alcanza? Pero para el presidente todos somos felices.

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Publicada el 2 de mayo de 2020 en paginaciudadana.com