Desde 1998, Saúl Santana Hernández ha pertenecido a la Casa del Tíbet en México y en el 2000 viajó con ellos a Asia; ha sido jefe de prensa del Dalai Lama en nuestro país y regularmente asiste a las conferencias mañaneras donde, por haber estado fuera de la reporteada casi ocho años, y dedicarse al ambiente académico, impartiendo clases (UAM-Xochimilco), ha reservado su posibilidad de hacer preguntas porque durante ese lapso las nuevas tecnologías cambiaron las formas de hacer y entender el periodismo y, primero, quiere dominarlas tanto en sus técnicas como en el nuevo lenguaje.
En septiembre de 2019, siendo director editorial de www.lametadelplaneta.com, fue reconocido por el Club Primera Plana por sus tres décadas de trabajo periodístico, donde se ha desarrollado últimamente en temas de ecología, cambio climático, biodiversidad y sustentabilidad.
Aficionado a la fotografía y el buceo, Saúl estudió comunicación en la UAM-Xochimilco y, después de concluirla, se fue a trabajar de reportero en un periódico llamado El Sur; posteriormente entró a la empresa Telecable y varios años después trabajó para Ricardo Rocha, tanto en prensa como en radio; fue en ese trayecto que le tocó la llegada del internet y, más tarde, estuvo en TV Azteca, así como en Enfoque, el suplemento cultural de Reforma.
Al cuestionarle cómo concibe la convivencia entre periodistas digitales y tradicionales en las mañaneras, aseguró que es “separatista”, porque cada quien hace lo suyo, aunque ambos se identifican porque unos están a favor y otros en contra del primer mandatario, “es una cuestión generacional, donde son más los electrónicos a favor, según yo, que los opositores de los medios tradicionales”.
La llegada de las nuevas tecnologías al periodismo sí han cambiado la forma de entender y abordar esta profesión, sin embargo la interacción es la que las une. “Antes éramos receptores de tiempo completo y tardábamos en regresar el mensaje. En la actualidad recibimos el mensaje pero no lo analizamos o evaluamos, sino que lo contestamos al instante; y también, cuando eres el emisor, reportero o medio, no acabamos de enviarlo cuando ya tenemos la respuesta encima”.
“Hoy, un noticiero estelar, Canal 2 por ejemplo, comenzaba a las 10:30 de la noche y acababa a las 11:30. Ahora empieza a la misma hora de la noche, pero lo puedes seguir escuchando todo el día en reacciones en el ciberespacio, según los comentarios provocados en el público.
En cuanto a su formación académica, Saúl terminó la licenciatura en Comunicación (UAM Xoxhimilco) y ha llegado a cursar nueve diplomados, tanto en el Claustro de Sor Juana, como en el Tec de Monterrey, la Ibero, “por lo menos uno cada dos años”, ya sea en información, medios, opinión pública, museografía, fotografía, etcétera. Su maestría en Comunicación Política la hizo en la Universidad Simón Bolívar, y de ahí se fue como jefe de prensa del IFE como enlace con el PRD.
Hace algunos meses –en la mañanera– nos dio la noticia de que había concluido su doctorado en Ciencias Forenses enfocado a la fotografía y que, actualmente, se encuentra inscrito en un diplomado que ofrece la academia Granados Chapa de la UAM-Cuajimalpa.
A la también periodista Patricia Guevara, fundadora de La Meta del Planeta, la conoció cuando estaba como reportero en Los Pinos (Tv Cable) donde le tocaba cubrir a Carlos Salinas de Gortari. “Ella reporteaba para Excélsior y viajábamos juntos; “éramos toda una ‘bandota’ en una fuente muy tradicional donde el gobierno pagaba todo. Después me acompañó en algún momento doloroso de mi vida, y un día me invitó a reportear para La Meta. Fue allí que me sugirió intentar la acreditación en Palacio de Gobierno, lo que logramos porque muchos de los que trabajan ahí, han sido compañeros míos o alumnos”.
El fenómeno de las ‘conferencias’ mañaneras

Para Santana Hernández la llegada del gobierno de López Obrador coincidió con el boom del internet y, la nueva lógica implicaba el no pago de publicidad y acabar así con los “chayotes” de los periodistas que cubren Presidencia. Antes, si eras consentido recibías mucha lana por no golpear, aunque supe de medios que recibían publicidad y golpeaban o criticaban igual; donde veo la nueva relación en el caso de las mañaneras, es que hay un antecedente.
Andrés Manuel López Obrador inició esta práctica con las ‘conferencias’ mañaneras en la jefatura de Gobierno del DF, hoy CDMX. Ahí cubrían la agenda del día igual que ahora. Según yo, no solamente es una conferencia de prensa, tiene también su grado de feligresía, es lo que quieren o buscan oír. En mi caso solamente voy por la información. Sin embargo AMLO me simpatiza, voté por él –no lo niego– pero no es mi trabajo andar apoyando mi voto. Sí. Alguna vez voté, pero en las mañaneras soy reportero y si algo me cuadra lo publico, igual si no”.
Los nuevos funcionarios tenían la costumbre de que un reportero con muchos años evolucionaba a comunicación social, pero hoy no; ahora sale gente de la militancia de Morena, con algún antecedente periodístico o académico y lo transforman en funcionario. Ya no son reporteros los que llevan las áreas de Prensa, pero sí funcionarios.
¿No me crees? revisa las currículas y encontrarás que algunos han sido corresponsales extranjeros, académicos o propietarios de medios, pero no eran de los clanes periodísticos, más bien de filiación partidista. ¡Vamos! no son periodistas que sepan de política, son políticos que saben de periodismo, si me permites la relación.
– ¿Cómo percibes el ambiente de las mañaneras?
– ¡Yo me voy a divertir!
A mí me tocó ver a El peje en el DF y era un tipo más gruñón, enojón, que caía en todas las trampas, pero ahora es un tipo mucho más divertido. Claro, no es un circo al que vamos, y no divierte el que no responda las preguntas; pero me divierte el que pueda yo proponer, decirle lo que quiera; aunque ahora contesta sarcásticamente; también aprendió a usar el humor y a decir “no”. Yo voy los viernes, porque así se acordó con mi jefa y porque tenía actividad académica en la semana.
Andrés Manuel aprendió a decir “en estas no me meto” y no lo hace. Entonces, lo que sí me parece es que está increíblemente informado, porque hay quien tiene las facilidades para informarse pero no lo hace.
Aquí provecho para decirte que no se va a enfermar. Tantas desmañanadas lo podrían matar, porque es muy cansado. Yo, cuando me desmañano siento que me muero, aunque creo que a él no, porque caminar por el pasillo diciendo “¡Buenos días, ánimo!” esa es la primer cucharada de un desayuno nutritivo que se llama poder; porque él desayuna reporteros, informándoles y, psicosomáticamente, es lo que más lo nutre. Por lo tanto puede divertirse. Nunca lo he visto enojado aunque sí serio; lo veo enterado y lo que sí, sabe perfectamente cuándo le pegan y cómo lo acarician, a diferencia de otros políticos que confunden estos dos momentos.
“Yo cubrí la campaña de Fox y sí nos metíamos a la sierra, pero no tan adentro como lo hacía El peje, la verdad es que éste sí tenía complejo de ‘National Geografic’; se metía en donde no te imaginas. Cosa que el PRI no hacía; más bien salían masas acarreadas de las comunidades a ver a los políticos en el zócalo más próximo.
– Las conferencias mañaneras ¿Cumplen su función de informar?
– Para él sí; incluso al público que lo sigue incondicionalmente, o el que tiene que hacer una nota diaria; también para quien no lo quiere, porque les da un motivo de reacción en redes. Diga lo que diga, siempre habrá lugares donde nunca lo van a querer: sitios como “El peje es un pendejo”, “Di no al peje”, entre otros, todos reciben la información. Ahora, ¿es información estricta? ¡Claro que no lo es! es información política. La información como tal, neutra, limpia, nunca ha existido y menos ahora.
Ahora –curiosamente– él sabe cuándo y cómo la comunica, y no es que se haga tonto, sino que ya sabe reservarse: decir “déjenme pregunto” o “tengo otros datos”, y para esto trae al gabinete, quienes aunque estén ausentes deben tener un despertador para oírlo, porque saben que al otro día pudieran ser llamados a presentarse e informar.
– ¿Crees que haya personas infiltradas para hacer preguntas a modo?
– “Infiltradas” es un término peligroso. No. Hablemos mejor de “no reporteros”; gente que no “reportea”, “reporta”, y que no es lo mismo. Estoy seguro de que hay mucho reportero y otros que sólo reportan, siembran la noticia y –siendo estrictos–, toda noticia viene sembrada, unas con poco o mucho abono; aunque tampoco creo que haya una respuesta “neutra”.
Los medios de comunicación se ensancharon. Crecieron muchísimo. Yo pensaba regresar muy mono con mi cámara, grabadora y libreta… no hombre; lo bueno es que ese día traía celular con carga llena, batería adicional y memoria. Todo cambió, desde las preguntas, tendencias, incluso las velocidades.
Después de casi diez años de estar ausente de la reporteada, mi regreso ha sido a un nuevo gremio; aunque me dio tiempo –junto con mi doctorado– de aprender del “nuevo periodismo”, pero no nada más a preguntar y enterarte, lo que es inéditamente a fuerzas, sino también integrarte a la nueva tecnología. Platico mucho con chavos quienes traen sus celulares, micrófonos y antenitas, porque eso es lo que me falta aprender para ser un real reportero. Aprender en qué momento meter un texto, en qué momento no; porque quieras o no los equipos se impusieron. Cuando termine de dominar el celular, entonces haré preguntas al presidente.
– Del 1 al 10 ¿Cómo calificas la comunicación social de presidencia?
En ocho. Porque no es perfecta, tiene fallas. Obviamente no es en la información, sino en intentar “llevar la fiesta en paz”. No nada más le ha fallado a la comunicación sino también a los medios, hay reporteros que esperan la paz del otro, la guerra del de junto y la buena voluntad de un tercero. “Mientras yo te pego, tú sé objetivo”.
Veo gente no muy convencida de la 4T, que aplaude o pega, pero antes no eran tan obvios… Eso es en lo que ha fallado la comunicación social del presidente, en la falta de conciliación. Es, a veces, “la guerra mañanera”.
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Publicado el 16 febrero 2020 en Noreste.net
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