La lucha por el poder es emblemática, sublime, perniciosa… En su largo paso desde la oposición hasta alcanzar la presidencia, el presidente López Obrador llegó a ser víctima de las acciones del Estado Mayor Presidencial, quienes eran muy celosos de sus tareas: auxiliar al presidente en turno en la obtención de información general; planificar sus actividades personales, vigilar la prevención en todo momento de su seguridad y garantizarla, igual que la de sus familiares; era como una unidad técnico-administrativa de la presidencia que únicamente rendía cuentas al Ejecutivo; lo que la hizo alcanzar un enorme poder que llegó a poner en riesgo la existencia de la institución madre que era la Secretaría de la Defensa Nacional, SEDENA, incluso hasta de competir con ella.

Fue en la inauguración del Puente Sahuatenipa, Tamazula de Victoria, Durango, donde el presidente anunció (22/enero/2020) que ya no había Estado Mayor Presidencial, porque los ocho mil elementos que cuidaban al presidente todos habían pasado a la Guardia Nacional, y a la Secretaría de la Defensa Nacional “para cuidar al pueblo”; esto porque, al presidente “lo cuida la gente y, quien lucha por la justicia, no tiene nada que temer”.

Mucho se ha escrito sobre la oposición inicial de López Obrador de mantener las fuerzas armadas en las calles haciendo funciones de seguridad, el mismo López-Dóriga ha exhibido los videos con sus declaraciones, contrastando con que ahora –en el ejercicio de su mandato– los haga partícipes de responsabilidades fundamentales de su gobierno.

Hablamos del Aeropuerto de Santa Lucía (construcción y operación), los Puertos, las aduanas, Tren Maya, Dos Bocas y, próximamente, según versiones periodísticas del periodista Mario Maldonado, también de los Bancos del Bienestar. Todo ello cuando el artículo 129 Constitucional dice que “en tiempo de paz ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar…”

Cuando fue difundida la construcción de los bancos del bienestar, el presidente la justificó con la frase: “la banca comercial no ha cumplido, les ha faltado ‘un poco’ (el subrayado es mío) de dimensión social”, por ello el Ejército será quien se encargue de construir todas las sucursales de la nueva institución financiera. Esto lo dio a conocer el seis de enero de este año La Jornada. Después, el 5 de julio pasado, Latinus –el medio que difundió el video de Pio López Obrador–, en una nota de Ana Lucía Hernández, difundió que “En lo que va del 2020, la Sedena ha obtenido siete contratos por un total de 948 millones 747 mil pesos para la construcción de 427 sucursales del Banco del Bienestar”.

Lo que ha mostrado, bien o mal, el gobierno de la Cuarta Transformación es que solo ha confiado en la institución castrense para plasmar su sello en la historia nacional; esto pese a escándalos como el del General Cienfuegos, el “culiacanazo”, y otros más, pero ahora, como justificaba el General Secretario Luis Crescencio Sandoval en el discurso oficial del 110 aniversario de la Revolución Mexicana, “el cúmulo de encargos presidenciales no distraerá al Ejército de su obligación de garantizar la paz y la seguridad interior”.

Confiamos en que tantas responsabilidades otorgadas a nuestras cada vez más lejanas fuerzas armadas no terminen convirtiéndose en una irresponsabilidad que pretenda someter al país a repetir la historia de otras dictaduras que se han vivido en algunos países donde sus ejércitos fueron seducidos por el poder político.

¿Cambios que vienen?

Mario Maldonado Padilla, columnista de El Universal, egresado de la escuela de periodismo Carlos Septien García, director de elceo.com, “una nueva forma de contar, analizar y reportar los negocios”, ha vaticinado (columna del 26 de noviembre) que –en los próximos días– la institución que dirige Diana Álvarez Maury, El Banco del Bienestar, pasará en su totalidad a manos de los militares, quienes lo administrarán y buscarán sinergias con el Banco Nacional del Ejército, Fuerza Aérea y Armada, conocido mejor como Banjercito”[1].

En la dirección del Banco del Bienestar, agrega el periodista especializado en negocios, finanzas y economía, el relevo sería el general de Brigada Ricardo Flores González, actual director de Banjercito, quien sustituirá a Álvarez Maury, porque la también exsubsecretaria de Gobernación competirá por una diputación federal por Morena. Tema que seguramente, en las conferencias mañaneras de la siguiente semana, será parte de las preguntas que los compañeros reporteros podrían hacer al presidente.


[1] https://www.eluniversal.com.mx/autor-opinion/articulistas/mario-maldonado/mario-maldonado