Y que le dicen al presidente Andrés Manuel “¡Nos urge un Salvador!”, y que nos trae de Estados Unidos a Cienfuegos Zepeda. ¿Malo el chiste?, sí. Sin embargo, en muchos de los que quedamos vivos, se está incubando la idea, cada día más, de que en este mar de intereses que desborda la “pandemia” (pondré en adelante comillas porque realmente debería ser una “Sindemia”[1]), nos urge que alguien más o menos coherente nos salve de esta “Infodemia” que han provocado los gobiernos, medios, FDA, OMS y todos los organismos globales que están sacando provecho económico y político del miedo, la impotencia que da no poder hacer nada ante todo ese alud de intereses que nos cobijan como sociedad.
Y apropósito de malos chistes, me ha llegado un libro que se titula “La risa, un arma cargada de futuro[2]. Humor para los tiempos difíciles. En medio de la pandemia desatada por el COVID-19, en medio de cuarentenas y noticieros que nos acercan el horror día y noche, desde ‘Punta del Este Internacional’ le proponemos sonreír”. Chéquelo, a lo mejor a usted sí lo hace reír.
En la mañanera del viernes pasado (22/01/2021), la exposición del ciudadano presidente y las preguntas de los colegas, el tema dominante fue las vacunas anticovid, pero como bien comentaba el amigo, también mañanero, Alejandro Alemán (periódico Plaza Juárez) “nadie cuestionó sobre la estrategia para combatir la pandemia…” que debería ir más allá del distanciamiento y confinamiento social, lavado de manos, uso de gel y cubrebocas. Ah, y enterrar a nuestros muertos, porque –señala Alemán, el bueno– “Ellos ponen ‘las estrategias’ y nosotros los muertos”.
Piénselo bien y le dará la razón al colega, pero… ¿a qué se debe el que no hablemos de otra estrategia para combatir los contagios? Según la opinión de este tecleador, es porque no se ha dado el enfoque correcto a la lucha contra el Covid, ya que, junto al virus, la población mundial venía sufriendo varios problemas somáticos y psicosomáticos que han tenido que ver con cuestiones de marginación social y malas políticas de salud pública. Y, claro, le atinó, a que posiblemente a la OMS, la FDA y muchos gobiernos e instituciones multinacionales les conviene reacomodar la población y economías como las teorías “conspiracionistas” rezan, y que, alguna verdad pudieran encerrar. ¿No cree?
Pero independientemente de quién saca raja del sufrimiento popular, ¿qué nos está pasando como sociedad?
Como que aún no hemos tomado conciencia de la realidad y finitud de nuestra existencia y seguimos saliendo sin protección ni razón (“para morir nacimos”) o bien, tampoco nos ha ‘caído el veinte’ de la importancia de muchas cosas. Por ejemplo, siempre hemos escuchado que “información es poder” y seguimos otorgando nuestros datos a Facebook, Instagram y WhatsApp[3] a cambio de un servicio vanidoso y divertido que disminuye nuestro poder como ciudadanos o individuos libre pensantes. O bien, como decía mi amigo Lacho “Si es de Estados Unidos, es bueno”. Ni se diga de usar el software libre y olvidarnos de Windows, Microsoft, Bill Gates y sus sueños de dominar el mundo.
Otro amigo, Roberto, me hizo llegar por WhatsApp (como un alienado más que soy) un mensaje que bien vale reproducir: “Callar sobre uno mismo es humildad. Callar sobre los defectos de los otros es caridad. Callar cuando se está sufriendo es heroísmo. Callar cuando otro habla es delicadeza. Callar cuando no hay necesidad de hablar es prudencia. Callar cuando Dios nos habla al corazón es silencio. Callar ante el sufrimiento ajeno es cobardía. Callar ante la injusticia es flaqueza.
Hablar de uno mismo es vanidad. Hablar debiendo callar es necedad; pero hablar oportunamente es acierto. Hablar ante una injusticia es valentía. Hablar para defender es compasión. Hablar con sinceridad es rectitud; hablar para rectificar es un deber. Aprendamos antes a callar, para poder hablar con acierto y tino, porque si la palabra es plata, el silencio es oro”.
“La religión es el opio de los pueblos”, escribió a los 25 años Karl Marx (“Contribución a la crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel”) para referirse a las creencias como narcóticos; sin embargo hoy, por muy acentuada que esté nuestra fe, su efecto –de la “pandemia”– ante la realidad, jamás podría operar como narcótico por la crueldad del Covid19 y sus efectos dañinos sobre todo a la gente más pobre.
Bueno. La realidad es tan devastadora que, cuando un vecino de mi colonia (Tlalnepantla, Edomex) pidió permiso para usar mi internet porque no tenía para pagarle a Slim el servicio, y le urgía a sus hijos hacer una tarea, tuve un sueño, guajiro, por supuesto: Soñé que llegaba a la mañanera (me tocaba asistir), y anunciaba el presidente que Carlos Slim, dueño de Telmex, Telcel y muchos negocios que rigen nuestras vidas, condonaría el pago de internet al pueblo como apoyo a las clases a distancia de la SEP y a la economía de los más necesitados…
Pero no, la realidad es otra. Como todos los supermillonarios del mundo nuestro ilustre mexicano, orgullo de esta administración, sigue aumentando su riqueza, incluso a costa de la “pandemia”. En alguna mañanera ¿no se si lo acuerda? anunció AMLO su participación en la creación de la vacuna de AstraZeneca. Nadie creyó que era por el amor que tiene a su país, ni a los usuarios que han ayudado a hacer su fortuna.
Solo échele números. Durante el segundo trimestre del 2020, la fortuna de este santo señor, amante del Beisbol como tantos, aumentó en 37 mil 162 millones de pesos su riqueza, y con ello no sólo revirtió la reducción de 167 mil 716 millones de pesos del primer trimestre anterior, sino que, en un contexto global y local de incertidumbre y dislocación económica, derivado de la sorpresiva irrupción viral del Covid-19, que obligó al cierre masivo de negocios, algunos en forma parcial y otros totalmente, incrementó su patrimonio. Lo anterior fue dado a conocer por José Luis Caballero (El Economista 09/ agosto/2020)[4] de acuerdo con el análisis trimestral realizado por la Unidad de Inteligencia y Estudios Especiales de ese medio.
Otra. En marzo de 2019, también en una mañanera, el presidente López Obrador reveló que Slim le confió que al finalizar el sexenio pensaba retirarse de la vida empresarial. Los mercados no se volvieron locos porque los negocios del magnate los dirigen ya sus hijos y yernos. Y como bien ha difundido la revista Expansión[5], América Móvil, la compañía de telecomunicaciones más grande de México está ya en manos de su hijo mayor Carlos Slim Dommit quien también es presidente del consejo de administración de Grupo Carso. En efecto, la “pandemia” les cayó como ‘anillo al dedo’.
Este 27 de enero nuestro héroe nacional, el señor Slim Helú, cumplirá 81 años de vida. Que nos disculpe por no salir al Ángel a celebrarlo. Tenía razón Quino (Mafalda) “Mientras la ignorancia siga de fiesta, el mundo seguirá de luto”. Hasta ahí se las dejo.
[1] https://noreste.net/columnistas/jose-sobrevilla-de-la-sindemia-al-capitalismo-pandemico/
[2] https://puntadelesteinternacional.com/para-no-perder-la-fe/
[3] https://noreste.net/columnistas/jose-sobrevilla-las-nuevas-politicas-de-whatsapp-fascismo-digital/
[4] https://www.eleconomista.com.mx/mercados/Fortuna-de-Slim-se-recupera-durante-la-pandemia-por-Covid-19-20200810-0001.html
[5] https://expansion.mx/empresas/2020/08/24/como-les-ha-ido-en-la-pandemia-a-las-empresas-de-carlos-slim
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