El experto en seguridad, especialista en prevención y asesoría en casos de secuestros y delitos violentos, Max Morales Martínez, platicó con este reportero acerca del panorama nacional en materia de seguridad del país, a propósito del secuestro y asesinato de ciudadanos norteamericanos en Matamoros, Tamaulipas y la probable reacción de EU en contra de nuestro país. Como usted sabe, cuatro ciudadanos estadounidenses fueron levantados, secuestrados y dos de ellos fueron asesinados, víctima de los hechos violentos en aquella entidad, y su hallazgo se realizó a días de que fueran atacados por civiles armados en Matamoros. Contrario a las versiones  oficiales de que la incidencia delictiva va disminuyendo, el también negociador de secuestros como el del “mocha orejas” Daniel Arizmendi, asegura −de acuerdo a sus datos− totalmente lo opuesto.

− Max, de acuerdo a tus apreciaciones, ¿Cuál sería tu percepción del panorama delictivo en nuestro país?

− Parece ser que hay dos realidades: la oficial, de quienes están gobernando, y la social, de quienes sufren las consecuencias de lo que realmente está pasando. “Estamos en el peor momento de inseguridad de los últimos cuatro sexenios”.

− De ser así, ¿Qué se tendría que hacer?

− En primer lugar, cambiar directrices. Dejar que cada una de las autoridades de los estados cumplan su obligación. La autoridad federal no tiene por qué ser la responsable de todo. Pero cuando asumen que sus políticas de seguridad deben prevalecer de principio a fin están totalmente equivocados, porque los resultados no han sido positivos.

Ahorita las autoridades van a poner más atención a la cuestión futura de las elecciones 2024; y con ello van a descuidar la parte de los controles, sobre todo de las carreteras que ya están prácticamente en manos de los delincuentes.

− ¿Qué pasa con la Guardia Nacional?

− Se le está dando otro uso del que realmente debería tener. Ahorita debería salir del Metro porque, para ello, debería haber otras instancias que se podrían hacer cargo. El Ejército debe dejar de estar haciendo cosas que no han estado dentro del ámbito de sus facultades como construir aeropuertos y otro tipo de cuestiones, que lo hacen solamente por lealtad al Presidente.

Hoy, esto ya está fuera de control; en estadísticas, los muertos que llevamos, ya hubieran sido un foco rojo en otro tipo de países, porque prácticamente estamos al borde de una guerra civil, de una guerra interna que están llevando a cabo los narcos pero que está pagando la sociedad. Lo vemos con estas pobres gentes, norteamericanos, que eran turistas, que venían a otra cosa, y que dos de ellas fueron asesinadas. ¿Por qué? Por el retraso de la obligación que tenía directamente el gobernador. Tuvo que ser el propio Estados Unidos el que pidiera la intervención del FBI y poner la oferta de la recompensa, cuando debió haber sido el gobernador quien inmediatamente asumiera su responsabilidad y ofrecerla, salir a medios y pedir que no les hicieran nada, y no dejar esto en el olvido. 

− ¿Cómo podría afectar a México este presunto error de la entidad en la relación con los Estados Unidos?

− Sí, sí nos va a afectar. Yo creo que México va a recibir mayor presión de Estados Unidos, porque ellos están en un proceso electoral, y buscarán quedar bien con sus connacionales allá. Entonces lo mas seguro es que haya sellamiento de la frontera en todo Tamaulipas, militarización de la frontera, el Ejército (norteamericano) sí va a acudir a cubrir esa parte, sobre todo la Guardia Nacional que es completamente distinta a la nuestra, y puede haber problemas ahí.

Lo más seguro también es la cuestión de los visados, que los suspendan o que endurezcan los permisos para la gente que quiera cruzar. Eso va a afectar muchísimo el comercio de, sobre todo, los que viven pegados a la frontera; lo más seguro es que −colateralmente− afecte también otro tipo de productos en los que México tiene un negocio mercantil; se me ocurre por ejemplo prohibir otra vez la cuestión del aguacate, el atún y otras frutas o verduras de las que México tenga algún tipo de interés económico a seguir.

Pero lo más duro es que Estados Unidos quiera recobrar el control o injerencia que había tenido en el gobierno del país en el combate al narcotráfico localmente; es decir, si recordamos hace poco esta Administración se dio el lujo de cancelar algunas áreas de la DEA, sobre todo de la aviación y todo, según ellos, por no ser ya necesarios.