Usted lo ha leído, ha visto su obra, conoce sus reflexiones e inquietudes y ahora conocerá algo de su más reciente trabajo: “La Cajita de Música” de Julio Carrasco Bretón; donde −como se puede leer en la cuarta de forros−, el multifacético artista le mostrará, “cómo el mundo idealizado por los estudiantes progresistas (antes izquierdistas) se fue configurando en una realidad muy distinta, donde solo tuvieron cabida dos vertientes: la de los que renunciaron a la utopía y fueron devorados por una sociedad materialista; y la de aquellos que no claudicaron y que siguieron luchando contra viento y marea…” eso y más encierra la cajita de su más reciente trabajo.

Con la sencillez y bonhomía que le caracterizan, Julio platicó con este reportero desde su estudio en Paris, Francia, acerca de la obra que vendrá a presentar el próximo mes de abril en nuestro país. Sin duda, la tecnología, ha roto las barreras físicas, pero también ha influido mucho en cómo los jóvenes y los ciudadanos en general, hemos cambiado la concepción del mundo, del país, de la realidad, pero sobre todo de las ideologías que hoy permean el momento que nos está tocando vivir.

“Las generaciones nacidas en la mitad del siglo XX −dice Carrasco Bretón− crecieron con una esperanza bien definida: la construcción de una sociedad mejor, más justa y equitativa. Ese fue el motor que las impulsó, guiadas todavía por el pensamiento socialista que aparecía en todo campus educativo, una verdad incuestionable. No obstante, los hechos siguientes fueron desencantando a muchos idealistas, al encontrarse con un muro infranqueable que les negó el avance social. Las ideas también tuvieron que evolucionar, lo jóvenes se convirtieron en adultos, las responsabilidades empezaron a ahogarlos…”  informa también en su cuarta de forros.

Lo anterior es importante porque en esa transición de esperanza y desesperanza la juventud de aquellos tiempos −que somos los adultos de hoy− experimentamos la desilusión de ver que los que estuvieron al frente de los cambios, tanto de izquierda como de derecha, desde el gobierno, no lograron cumplir con los anhelos de lograr sociedades justas y emprendedoras, sino lo contrario. 

− La Cajita de Música[1] ¿Por qué el nombre?

− Un poco controvertido, me decían, porque es diminutivo, que no podía tener ese ‘sombaum’, ese concepto periodístico de arranque de reacción, pero yo pensé que estaba muy bien porque es una cajita de música de esas que les das cuerda y escuchas música de Beethoven, de Mozart, de esas que venden en algunas tiendas. Esto nació, por así decirlo, desde hace mucho tiempo, a partir de la pandemia y puedo decirte que de alguna forma tiene elementos autobiográficos, puesto que yo pertenezco a esa generación de los cincuenta y me ha tocado vivir como ‘generación sándwich’ no solo la fenomenología del autoritarismo, sino −en todo sentido− todos esos fenómenos que se han desencadenado a partir la segunda mitad del siglo XX.

En ese impasse ontológico-existencial de cada uno de esos personajes que vienen de dos familias muy diferentes: una que ha acumulado capital, que tiene privilegios, y otra de clase media, trabajadora con visos de intelectualidad por su propia labor tanto del padre como de la madre. En el otro caso un joven que tiene todo, un padre que proviene de una familia de migrantes, y se capitaliza por la ‘cultura del esfuerzo’ que todavía nos falta mucho en México, a nosotros los connacionales, por eso cuando llegan los extranjeros con esa ‘cultura del esfuerzo’ se capitalizan tan rápidamente.

Los del 68 veíamos que, a finales del siglo pasado y a principios de este, íbamos a tener un futuro diferente, es decir un panorama social menos inequitativo, menos injusto, un país con menos corrupción, con menos impunidad, con un desarrollo más igual, no tan desigual y combinado como existe, y lo cierto es que nunca llegó ese futuro; y entonces, lo que hice, fue de alguna manera buscar a dos personajes centrales en un paralelismo temporal. Gente que nace en 1950 como yo, a mitad de siglo, como generación sándwich, y que va a vivir el sesenta y ocho como estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, y cómo después de tener un acercamiento cordial, amistoso, propio de las circunstancias escolares, las vidas se separan; son dos mundos diferentes y, al final de sus vidas, se van a reencontrar.

Enmarco esas vivencias de cada uno de ellos, con la vida política y económica, con los sucesos que acontecen en ese periodo de nuestro México. Un México que ya no existe, porque, además, no solo nuestro país, sino el mundo han cambiado tanto… Los personajes de esa época de la cual provengo y que llamaron ‘generación del 68’ porque nos tocó ese parteaguas; vivimos en un mundo tecnológico muy diferente al actual, y al que se vendrá en los próximos cinco o diez años; es decir, cada vez el ser humano está más secuestrado por la tecnología. Nosotros, éramos más espontáneos, yo diría, además esenciales. Esto suena muy ridículo de decirlo, pero no, es muy serio, es decir, teníamos más contacto con la naturaleza, en términos generales, con una realidad real. Hoy el contacto es con la realidad real y la realidad virtual; y cada día le muerde un pedazo, por decirlo así, brutalmente, la realidad virtual a la realidad real.

Te puedo decir que, al realizar esta novela, saqué algo que traía profundamente en mi persona¸ una inquietud: es decir por qué estamos como estamos en el mundo; viviendo esta realidad en México, que no es la que quisiéramos −y no me vayas a malinterpretar− yo me refiero a vivir en un país menos injusto, con un estado de derecho concreto, con una sociedad menos corrupta, porque el drama es que las clases gobernantes, las tribus, durante cuarenta años de neoliberalismo, por no decir más atrás, desde el ‘alemanismo’, (que toco esa parte en la novela) ejercieron de alguna manera o permitieron la corrupción; pero lo peor de todo, es que la sociedad mexicana en varios de sus sectores está corrupta; y eso es muy grave porque es muy difícil; se requieren de decenas de años para poder limpiar esa conciencia social, esa falta de moral política que como en alguna ocasión mencionara Octavio Paz.

− ¿Qué planes tienes para el libro?

− El libro se va a presentar en varios lugares de México a principios de abril. Un lugar ligado a Bellas Artes, otro al Club de Periodistas (seguramente) y otro ligado a un periódico. Eso es lo que yo espero, como toda publicación de un ensayo o novela, se requiere dar una conferencia, una buena presentación…

El siguiente libro ya te lo comentaré en su momento, pero es otro género. He platicado contigo muchas veces y es muy grato hacerlo, y te he dicho que hay una vida para hacer cosas, y la única que conocemos es esta, dejando de lado la metafísica, por lo tanto, nadie me prohíbe meterme en otros terrenos y buscar con toda seriedad y profundidad manifestarme después de sumergirme en ello; por ejemplo, lo único que te diré es que la próxima obra será sobre el teatro.  VER VIDEO


[1] https://pendulo.com/libro/cajita-de-musica-la_430137