- Un conteo transparente del OPLE-Veracruz le permitiría alcanzar la presidencia del Poder Judicial

Por José Sobrevilla, Premio Nacional de Periodismo 2023
La sencillez de la Magistrada Rosalba Hernández Hernández, corresponde a las personas que conectan perfectamente con la gente porque han vivido con ellos, cerca de sus iguales: con sus penas y sus glorias; y se siente orgullosa de su origen nahua, y gran parte de su vida la ha dedicado a la lucha por los derechos humanos, especialmente en su Estado de Veracruz; y, con su doctorado en Derecho por la Universidad Veracruzana, donde también imparte cátedra, espera que el Organismo Público Electoral del Estado de Veracruz, OPLE, transparente la pasada elección del poder judicial que, al realizarse por primera vez en México, le permitiría alcanzar la presidencia del Poder Judicial en su amado Veracruz.
Ella es originaria de Chicontepec (palabra Náhuatl que significa “En los siete cerros”) y, entrevistada por el colega periodista Eduardo Esquivel Ancona, cuenta que su historia ha sido una historia de adversidad, desplazamiento, migración, empobrecimiento, pero también de lucha constante por salir adelante; sobre todo, con una mamá fuerte, resiliente, que no fue a la escuela porque simplemente no la mandaron, y quien desde muy joven, los 13 años de edad, comenzó a tener hijos.
“Conozco de cerca el tema de la violencia física, la de género, así como las grandes desigualdades que han vivido los pueblos indígenas. Igualmente la discriminación histórica de que ha sido objeto, desde la política estatal la población… La discriminación que no solo está en el imaginario colectivo”, reveló la abogada al director fundador del portal “Domo de Cristal”[1].
Pero también “soy una persona con sueños. Mis estudios iniciaron cuando entré a la primaria a los cuatro años, y a los diez ya había salido de la secundaria, así que desde muy joven egresé de la universidad. Entré al Poder Judicial cuando apenas cumplía los 16 años; incluso pedí ingresar antes de cursar la carrera de abogada, por lo que ya sabía que había quedado en el organismo, pero eso fue desde antes de entrar a la carrera.
“Cuando solicité ser meritoria en el Juzgado Cuarto de Primera Instancia… le estoy hablando de 1996-1997, tuve la suerte de que me dieron la oportunidad de ingresar como meritoria, pero, casi al finalizar la secundaria, estudié también taquimecanografía: seguramente usted sabe perfectamente a lo que me refiero…” le dice al colega Esquivel Ancona, quien responde “sí, por mi edad, lo comprendo” (…) Por tanto −continúa la magistrada−, “soy secretaria taquimecanógrafa y, a los 16 años de edad, ya tenía una carrera técnica, terminada. Como puede ver, ya empezaba a conocer de los temas rurales, lo indígena, pero, sobre todo, de buscar alguna opción que no quedara únicamente en la universidad.
En aquellos tiempos, ser secretaria ejecutiva era un cargo muy honroso; lo que me permitió que, cuanto ingresé al juzgado, pudiera conocer grandes personas, incluso algunas que ya no nos acompañan; ellos me dieron la oportunidad de que, desde el segundo día… no porque en el primero me mandaron a la mesita de la esquina, pero cuando vieron que sabía redactar oficios, memorándums, y hacer despachos, exhortos, me dijeron pásate a esta otra mesa, ya con un oficial judicial quien tenía mucha experiencia trabajando ahí. Y, al paso de los días, apoyábamos también al secretario de Acuerdos, quien era una persona muy joven llamada Luis Guerrero. Había otro juez al que también apoyábamos, a veces escribiendo las sentencias…
Entonces, tuve la oportunidad de conocer el tema de la judicatura desde abajo, desde adentro, desde el escalón más humilde que son los meritorios y las meritorias, quienes hacen un trabajo increíble y casi siempre gratis, mientras se encuentran estudiando. Como le repito, yo aún no había ingresado a la carrera, pero cuando lo hice, ya sabía un poquito de cómo era coger expedientes: manejarlos; pero no solo eso, sino integrarlos, hacer oficios y todo lo que se hace dentro de un expediente, de un trámite jurisdiccional.
Incluso, ahí me tocó coincidir con grandes maestros y maestras que se dedicaban al ejercicio profesional del tema. Algunos muy reconocidos y otros que apenas hacían sus pininos. Después, me los he encontrado como profesores y profesoras en la carrera, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Veracruz, que es mi alma máter.
Soy hija de la Escuela Pública. Estudié Derecho y, desde entonces sabía que no estudiaba esta carrera ni por vocación ni por gusto; la estudié por necesidad, por hambre, porque en el fondo yo quería estudiar Ingeniería Mecánica Eléctrica, sin embargo, no lo hice porque los horarios eran mixtos, por la mañana y por la tarde; y los materiales eran un poco costosos… y alguien me dijo, ¿por qué no estudias Derecho?
Yo tengo varios hermanos abogados y hermanas abogadas, profesores, consultores, periodistas, pero la verdad es que nosotros tuvimos que salir adelante trabajando y estudiando; entonces, si el horario era mixto no me iba a permitir tener por lo menos medio tiempo para poder estudiar, porque cuando llegué a Xalapa, lo hice también buscando dónde vivir; y, por supuesto, cómo mantenerme, cómo subsistir, porque derivado de la situación precaria en la que nos encontrábamos, mi familia, mi mamá, mi papá, mis siete hermanas y diez hermanos, pues no nos podían mandar ni siquiera para algo.
Es más, a la hora que regresábamos a casa, nosotros teníamos que llevar nuestra cajita con las cosas de comer, porque ahí no llegábamos con ilusiones, ahí lo hacíamos con cosas para la alimentación, porque si no, no se comía en ese día.
−Me gustaría preguntarle también ¿qué cargo tiene actualmente, y qué hace una magistrada como usted en el Poder Judicial? Cuestiona durante la video conferencia Eduardo Esquivel.
Decirle que no estudié por vocación, sin embargo, el derecho se ha convertido en mi gran pasión, además de que disfruto mucho estar con mi familia, con los seres que quiero, la otra cosa que me ocupa es el derecho, sobre todo con una perspectiva interseccional de todas las necesidades y todas las inequidades y desigualdades que existen; porque mi historia de vida ha tenido que ser así, lo cual tampoco lamento, más bien agradezco al universo que me haya dejado caer ahí y a la lotería de la vida, la misma que me ha tocado vivir. Y desde entonces, le digo, en la Judicatura he estado como oficial administrativo, taquimecanógrafa, escribiente, auxiliar, secretaria particular de magistrado, magistrado presidente, y demás.
Fui proyectista (…) coordinadora de ponencia, presidenta del Comité para la Igualdad de Géneros. Soy magistrada en funciones y también he estado fuera de la Judicatura: me tocó crear a la Defensoría Pública del Estado, por ejemplo, la Academia Veracruzana de las Lenguas Indígenas. Participé además en el proyecto que creó el Instituto Veracruzano de las Mujeres, el Comité para el Tribunal Electoral.

Estuve en la Comisión Estatal de Derechos Humanos como directora jurídica, secretaria técnica, secretaria ejecutiva; pero en la mayoría de los lugares he llegado por concurso de oposición. Me convertí en la primera subdirectora del Instituto Veracruzano de la Defensoría Pública porque gané una beca de la Unión Europea en el año 2004.
Me convertí en secretaria de estudio y cuenta en el Tribunal Electoral a raíz de un concurso de oposición que hubo, donde se convocó de manera pública abogados y abogadas. También me convertí en magistrada en materia constitucional y estoy adscrita a la Sala Constitucional del Tribunal Superior de Justicia del Estado, a raíz de la convocatoria que en el 2018 se había emitido para ocupar trece vacantes. Entonces, la verdad es que este proceso (de elección del poder judicial), en el ámbito general, es muy novedoso.
En el Estado de Veracruz ya había habido un precedente previo, digamos, a través de un sistema diferente. No sólo del sistema burocrático, sino a través de un sistema donde se emitió una convocatoria para que los abogados y abogadas que cumpliesen con los requisitos establecidos en la Constitución local, pudiésemos participar. Yo creo que participamos como 650; y de ellos, más o menos 450 cumplimos con los requisitos establecidos, experiencia profesional de diez años en la judicatura, tener terminada la carrera, preferentemente con estudios de maestría. Yo he hecho maestrías con especialidades, doctorados, postdoctorados. Y me entrevistó el titular del Ejecutivo en aquel momento, igual que el Congreso del Estado.
El 11 de octubre del 2019 protestamos el cargo como magistrada en la Ciudad de Veracruz. ¿Qué hace un magistrado o magistrada? Me preguntaba. En la sala constitucional tenemos varias funciones, entre otras, asumimos una competencia auxiliar en materia familiar; pero lo que regularmente hacemos es cuando tenemos algún problema, alguna desobediencia con la esposa, el esposo, el tema de los hijos, la prevención, acudimos a una persona que se llama Juez de primera instancia.
¿Por qué es de primera instancia? Porque es el primero con el que acudimos y le vamos a plantear nuestro problema. Si alguien nos debe, o tiene un juicio ejecutivo mercantil o tiene una cuestión penal, pues vamos con el juez de primera instancia. Y, en palabras coloquiales, cuando emite su resolución o cuando da su respuesta a este juez o a esa jueza, pues lo podemos ir a acusar de si hizo bien su trabajo, si no lo hizo bien o lo hizo más o menos, se llama a segunda instancia. ¿Por qué es la segunda instancia? Porque revisa lo que hicieron los jueces y juezas de primera instancia. Entonces nosotros lo que hacemos es ver si realmente el juez o la jueza hizo bien su trabajo. Si lo hizo más o menos, lo corregimos, pero si lo hizo mal, o lo regresamos para que lo hagan bien, o lo hacemos nosotros y el expediente ya está totalmente integrado.
Tenemos competencia en la sala Constitucional para conocer también de presuntas violaciones de derechos humanos que pudieran cometer quienes están al frente de las instituciones, de los organismos públicos autónomos, también de los ayuntamientos. Y nosotros conocemos, no en segunda instancia, sino en primera instancia.
¿Qué quiere decir? Que tienen que venir con nosotros de manera directa o pueden ir con un juez o jueza y, cuando ya está integrado al expediente, nos lo traen para que lo resolvamos. También conocemos de controversias constitucionales, pero eso es un tema entre el Estado, los municipios, los poderes del Estado. Conocemos en alguna parte del proceso también del juicio político.
Tenemos que ver también con las excusas. ¿Qué significa? Es cuando algún magistrado o magistrada de otra sala tiene alguna relación de parentesco, similidad o le piden incluso que no conozca el asunto. Se excusa del asunto y entonces la presidencia del tribunal superior de justicia nos manda a alguna de las personas que integramos, que estamos al frente de las ponencias de la sala constitucional, para que nosotros conozcamos de sus asuntos.
En ese sentido me ha tocado integrar salas en materia penal, en juicios orales, en materia civil, de estricto derecho le decimos sobre el derecho duro, en materia civil y mercantil, en materia penal del antiguo sistema también y del nuevo sistema, y en materia familiar y en materia constitucional.
No obstante, asegura la magistrada Hernández, la actividad de un magistrado o magistrada es mucho más amplia, ya que participan también en elecciones, capacitación, formación; y además es profesora de diferentes universidades, a nivel licenciatura, maestría, y doctorado en la Universidad Autónoma de Benito Juárez de Oaxaca, en la UCS, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Veracruz, Escuela de Formación de la Procuraduría, por citar algunas. Ver video.
Video-entrevista realizada 12 de junio 2025 por el periodista Eduardo Esquivel Ancona.
[1] www.domodecristal.net
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