- A partir de febrero 2025, un candidato a investigador nacional está obteniendo de Conahcyt $10,318.38 pesos; el “Nivel uno $20,636.76; el “Nivel dos” $27,515.68; el “Tres, y el Investigador emérito” $48,152.44 pesos

Por José Sobrevilla y Raúl Fraga/Contextos
En 1982, con el objetivo clave de evitar la ‘fuga de cerebros’, un selecto grupo de académicos y figuras públicas, integrado por el científico Jorge Andrés Flores Valdés (entonces subsecretario de la SEP), Salvador Malo Álvarez (asesor de Jesús Reyes Heroles), José Sarukhán Kermez (biólogo y rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM), el propio Reyes Heroles (antes de ser titular de la Secretaría de Educación Pública, SEP), así como el ex presidente Miguel de la Madrid Hurtado, decidieron impulsar una notoria innovación, creando un Sistema Nacional de Investigadores, que pudiera atraer a notables profesionales que emigraban a diversos países, o se dedicaban a sus propios negocios ante una evidente ausencia de apoyos y falta de reconocimiento.
Fue en el año 1983, cuando presentaron el perfil de la nueva organización que obtuvo la aprobación el 26 de julio de 1984, ya como programa dependiente del entonces Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Conacyt, con el objeto de reformar la educación de postgrado que −además− venía sufriendo bajos estándares de calidad… no obstante, jamás pensaron que las trampas para acceder a sus becas −en algunos de ellos− se fueran construyendo día a día, hasta terminar siendo lo que es ahora.
En un salón de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, el jueves 4 de septiembre (2025), el periodista Raúl Fraga Juárez y este reportero tuvimos la oportunidad de platicar con el doctor Roberto Rives Sánchez, catedrático de Ciencias Políticas, para la sección “Historias de Vida” de SociodigitalTV (YouTube); pero al finalizar la charla, el también catedrático, pero de la Universidad Pedagógica Nacional, Raúl Fraga Juárez, le cuestionó al doctor Rives:
−¿Qué nos puedes comentar del Sistema Nacional de Investigadores? Tomó un momento para meditar la respuesta, para agregar:
Cuando trabajaba en la editorial Plaza&Valdés, −dijo con toda seriedad el también catedrático del Centro de Estudios Navales, Cesnav− me buscaron cientos de personas para que les publicara algún libro porque, decían, “tenían que acreditar en el Sistema Nacional de Investigadores, SNI, que contaban con una obra publicada”, y ésta debería ser de una empresa editorial establecida. Yo les contestaba “es que tu libro no tiene el tamaño…” y que −si lo publicaban− “se terminaría quedando en bodega; “pero si tú pagas el tiraje de la edición, adelante, y te lo llevas…”; y así vi muchos casos de materiales que fueron publicados y con los cuales se validaban ante el SNI…
“…Pero el sistema como tal, a mi juicio, cuesta mucho y produce muy, muy poco. Hay países, por ejemplo, en el Reino Unido, que en este tema yo creo que es de lo más avanzado. En México, por ejemplo, hay más de 300 centros de investigación, pero todos ‘llevan agua a su molino’ y no están interconectados. En Reino Unido dijeron: “vamos a crear el Ministerio de Educación y de Investigación, Innovación y Tecnología Aplicada”, y desde entonces conectaron los centros de investigación con el gobierno, las empresas, para alcanzar un desarrollo tecnológico, y ahora son líderes en el mundo. En Singapur, en los países asiáticos hay mucha tecnología… y aquí podríamos hacer el doble, pero nuestro sistema −como tal− está muy decaído”, concluyó el doctor Rives.
Como todos sabemos, el Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII), nombrado así hoy por la igualdad de género, busca (en teoría) reconocer y estimular la labor de investigadores científicos y tecnológicos, para promover la calidad y el impacto de su trabajo; para ello, ha venido a través de una evaluación hecha por sus pares, un nombramiento que representa un ‘reconocimiento nacional de prestigio académico’ y que incluye estímulos económicos para fortalecer la investigación, formación de nuevos investigadores, divulgación del conocimiento y vinculación de la ciencia con la sociedad, las empresas y gobiernos.
La entrada al SNII se ha venido realizando a partir de una evaluación de la producción académica del investigador (artículos, patentes, citas, etc.) y, una vez aprobado, el Sistema otorga estímulos económicos que pueden llegar a duplicar o triplicar el salario de un investigador. Antes de desdibujarse, la distinción de “Investigador Nacional” había sido por varios años, un símbolo de calidad y prestigio en cuanto a las contribuciones científicas.
Sin embargo hoy, pese la poca aportación de resultados, el gasto según el nivel de sus becas sigue siendo generoso; por ejemplo, un “candidato” a investigador o investigadora nacional, en 2025 (a partir de febrero) se presume que están obteniendo mensualmente hasta tres Unidades de Medida y Actualización, UMAs, o sea $10,318.38 pesos; para el Nivel Uno, la beca es de seis UMAs, esto es $20,636.76; el Nivel dos, ocho UMAs, $27,515.68; el Nivel Tres, al igual que el de “Investigador emérito” (o emérita) obtienen catorce UMAs, lo que equivale a $48,152.44 pesos.
Con el nuevo Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnología, Conahcyt, el de la Cuarta Transformación, y a cargo de la Dra. Elena Álvarez-Buylla, de los 24 mil 764.7 millones de pesos que recibió como presupuesto (PEF 2019), el 67% fue destinado para apoyar a becarios e investigadores; lo que significó que más de 113 mil mexicanas y mexicanos recibieran un apoyo del ahora Conahcyt, a través de alguno de sus programas emblemáticos: Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Cátedras, Programa Nacional de Posgrados de Calidad, o bien, las distintas modalidades de becas en el extranjero. Según datos públicos y publicados, en 2024 el Sistema Nacional de Investigadores (SNII) contaba con 43 mil 980 integrantes, cifra que cada año cambia y que, para el año 2025, los datos oficiales aún no han sido publicados.

Llama la atención que en el padrón corregido 2025 del SNII aparezca todavía la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, con el número 4075, con el Nivel dos, y fecha de inicio de vigencia 01-01-2016 sin fecha de fin de vigencia, únicamente aparece “suspensión de vigencia art. 24” con área y campo de conocimiento en Ingenierías y áreas de desarrollo sin institución de acreditación. Como también es noticia pública, aparece además Julio Sheinbaum Pardo con el número 10161/10165 con fecha de inicio 01-01-2025- y fecha de fin al 31-12-2034, con Nivel Tres en el área Físico-Matemáticas y Ciencias de la Tierra.
Él, según el portal ‘Atmósfera UNAM’, el hermano de la presidenta es Investigador Titular “D” del Departamento de Oceanografía Física del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) y, por otra parte, la hermana menor de ambos, Adriana, es profesora y actualmente reside en Estados Unidos; se encuentra casada con el director de cine y televisión colombiano Rodrigo García Barcha (hijo mayor de Gabriel García Márquez y Mercedes Barcha Pardo), quien ha dirigido −entre otros− Things You Can Tell Just by Looking (Cosas que puedes saber con solo mirarla) y Mother and Child (Madre e hijo), así como capítulos y series como Los Soprano, Six Feet Under (Seis pies bajo tierra) y Carnivàle.
Vale destacar que el 23 de enero de 2023, el periódico El Economista difundió (nota de Nelly Toche) que “el juez federal Gregorio Salazar Hernández, adscrito al Centro de Justicia Penal Federal en el Estado de México, resolvió el 13 de enero de 2023 dictar el sobreseimiento del proceso penal a favor de cinco de los 31 científicos investigados por la Fiscalía General de la República (FGR) por delincuencia organizada, lavado de dinero y delitos de corrupción.
Se trató de “Julia Tagüeña Parga, José Franco, Gabriela Dutrénit Bielous, Teresa de León Zamora y Marcial Bonilla Marín, quienes después de dieciséis meses de proceso recibieron la noticia de sobreseimiento que, conforme al Código Nacional de Procedimientos Penales, tiene los mismos efectos que una sentencia absolutoria”.
El Conahcyt les acusaba de una presunta ilegalidad en la asignación y manejo de los recursos públicos otorgados al Foro Consultivo Científico y Tecnológico A.C. (FCCyT), el cual era órgano de consulta en materia científica, tecnológica y de innovación para el gobierno federal, previsto en la Ley, pero los delitos no fueron demostrados; pese a ello, según el portal digital ‘Sinembargo’, “(…) la forma en que opera el SNI es nociva y no favorece a la ciencia mexicana, según denuncia de grupos de científicos quienes también han señalado la imposición de criterios para ingresar y permanecer en este Sistema…”
Así, en octubre de 2021, con la llegada de Álvarez-Buylla al Conahcyt, el académico de la UNAM Jean-François Parrot, con formación en Ciencias de la Tierra, demandó públicamente que se cambiara la forma en la que opera el Sistema Nacional de Investigadores, mismo que describió como “uno de los vectores de la corrupción en el Conacyt”. Video entrevista con el Dr. Rives Sánchez
Texto elaborado a partir de la conversación con el Dr. Roberto Rives Sánchez realizada en la FCPyS de la UNAM el 8 de septiembre de 2025
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