Por José Sobrevilla y Raúl Fraga/Contextos

            La nueva agenda de riesgos y amenazas que se posa sobre América Latina, desplaza toda una nueva tecnología bélica que ha generado un virtual teatro de operaciones militares bélicas en el contexto territorial de los mares internacionales, particularmente hacia Venezuela; y nos preguntamos ¿qué es lo que está sucediendo con esta nueva narrativa del presidente Donald Trump y su endurecimiento de la relación con el gobierno de Nicolás Maduro? Para encontrar respuestas buscamos al Licenciado en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM; Maestrante en Cooperación Internacional para el Desarrollo por el Instituto Doctor José María Luis Mora, y Profesor e investigador en temas de Norteamérica, Estudios del Desarrollo, Cooperación Internacional y Medio Ambiente Maestrante Yair Asaf Aguilar Badillo.

            En Estados Unidos, al exterior, −nos dijo el joven especialista− lo que ha venido sucediendo es que quieren reflejar que están bien al interior, pero no;  en especial por las crisis económicas que han pasado: hace dos años −recordemos− tenían una severa recesión en la mayoría de sus bancos y en los procesos de inversión; así como en las condiciones sociales que tiene la sociedad americana o estadounidense actual; han dejado de lado también los temas de salud y seguridad social; todo por poner, −digamos−, en el ojo público, lo que son ‘sus necesidades’ hacia el exterior; incluso, la forma de comunicarlo ha sido a partir de amenazas externas.

            Afirmar que el narcotráfico es, lo mismo tema de seguridad como de terrorismo, ha colocado al sistema estadounidense en un problema inmediato externo; sin embargo, a su interior, existe un notable aumento de demanda por estupefacientes. Hacia América Latina no se pierde la idea de la doctrina Monroe, que hace alusión a que “América es para los americanos”, construcción que se hizo hace dos siglos en contraposición a Europa y, actualmente, vemos otras fuerzas internacionales que tienen aumento o crecimiento exponencial como es China en el sector económico y tecnológico.

            O, Rusia, la cual cuenta con una parte estratégica en el centro de Europa, Europa del Este y también en el polo de Eurasia; pero vemos otras regiones como Irán, en la que Estados Unidos está haciendo un abierto enfrentamiento contra ellos, con una mayor relación con Medio Oriente. Así, encontramos que se están enfrentando a varios lugares, con diversas oposiciones y, ahora, es necesario recordar que −a través de este tipo de actos− América es de los americanos.

            Una forma de acentuar esta posición, ha sido cuando Trump nos ha hecho ver que ellos tienen sus bases militares a las que llevarán a los ser extraditados; que puede ser Guantánamo en Cuba, pero lo mismo pasaría con las bases establecidas en Honduras, Palmeras, o Curazao. 

            Ahora, al haber mantenido tres buques y un submarino en aguas del Caribe, no directamente hacia Venezuela, pero sí diciendo específicamente que ‘esa es su área de contención para todo lo que se pueda producir’ y, simultáneamente, informando de alguna forma que Venezuela y Maduro, en este caso, del cual hay un precio por su vida, (que él mismo puso) cincuenta millones de dólares, y nosotros tenemos que unir estos elementos.

            Esa clara retórica hacia Venezuela la hace también para Colombia, México y Panamá que −este último− fue un punto muy importante del que dijo ‘vamos a recuperar el Canal’, y que nos permite entender la conexión que desean ejercer hacia América Latina y el Caribe.

            El especialista de la UNAM, refirió también que, cuando se hizo el Plan Cóndor, muchas regiones, de alguna forma, perdieron el vínculo o relación con Estados Unidos de manera vertical, sin olvidar, −le aclara el periodista y catedrático de la Universidad Pedagógica Nacional Raúl Fraga−, que este Plan Cóndor fue impulsado en la década de los setenta y fue la acción del gobierno mexicano para combatir el narcotráfico fundamentalmente en Sinaloa y Guadalajara.

            Así, −continúa Jair Asaf− en este tipo de relación se busca cómo perder esa verticalidad de la relación con Estados Unidos para poder hacer alusión de que se puede tratar este tipo de temas a nivel nacional, con cada uno de los Estados, incluyendo Colombia y México; proceso en el cual nosotros nos vemos vertidos y en el que estamos tratando de encontrar también una relación entre los temas de seguridad, a nivel internacional, y lo que viene siendo el respeto a la soberanía.

Para Venezuela, por supuesto, ha sido un proceso histórico muy complicado; hay que ser honestos, porque realmente esto tiene que ver con la contraposición existente; incluso al sistema estadounidense le significa algo negativo, pero para los demás países latinoamericanos no realmente.

            Ahorita estamos atravesando un nuevo cambio, que ya no solamente es hablar de organizaciones delictivas como crimen organizado, sino también vinculado al terrorismo y, por tanto, ya no es necesario que se desplieguen únicamente las fuerzas que pueden ser más de corte civil o marinas, sino que ahora es ensanchar más allá de las guardias costeras, lo que vienen siendo las guardias nacionales, el Ejército, los marines en el caso de Estados Unidos.

            “Con esto, el problema es de alguna forma acreditable; que se den procesos de intervención dentro de los territorios sin que se justifique necesariamente el por qué hacerlo, o solicitar también el permiso, lo que lo vuelve mucho más complicado, porque entramos ya en este proceso de intervenciones que hemos conocido y Estados Unidos ha realizado a lo largo de los siglos; lo que viene ahora es que ‘tienen’ la justificación perfecta para hacerlo.

            En el caso mexicano, desde un principio, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha establecido cuáles serían los lineamientos básicos donde México podría permitir o no, que de alguna forma se tengan procesos de diálogo, de negociación, de cooperación con las fuerzas estadounidenses. En específico se ha mencionado que ‘no van a ingresar a menos de que haya alguna situación en la que el gobierno mexicano esté de acuerdo’.

Al respecto hay un respaldo internacional de por medio, igualmente a nivel regional, lo cual no facilita el que no se pueda realmente ingresar, pero sí se puede hacer una diplomacia coercitiva que eso es lo que está haciendo Donald Trump. La que yo llamo, y que no es un término académico, un ‘pisa y corre’, porque es “qué tanto me puedo acercar” para dañarte, provocarte y que tú cometas un error o te sientas provocado y emitas algún comentario, alguna política que hagas, algún despliegue y a través de eso: “ok, tú me atacaste” o “yo me sentí agredido de alguna forma y tengo los fundamentos para intervenir e ingresar a tu estado”; y así iniciar una guerra, un conflicto; y eso −en su momento− lo hemos visto en la guerra entre Estados Unidos y México; lo hizo también con España cuando básicamente habían, de alguna forma, quitado ciertos territorios tanto en el Caribe como en la región de Asia.

Finalmente, cuestiona el periodista Raúl Fraga, ¿cuál sería el posible impacto que esta nueva estrategia belicista del presidente Donald Trump se pudiera generar en Cuba, Nicaragua y Bolivia?

Con características muy distintas cada uno de ellos, con Cuba sabemos que −básicamente− es tener el control y mantener un aislamiento; pero ya a nivel internacional se conoce propiamente, por la historia de Estados Unidos con Cuba, cuál ha sido la relación que se ha mantenido entre ambos y no se ve con buenos ojos cómo ejerce control sobre Cuba, sobre sus importaciones, exportaciones, sus fronteras, sobre todos los recursos que ellos tienen y las relaciones que existen con otros países.

En el caso de Nicaragua, podemos prever que pueda haber un intervencionismo, porque tiene cerca una base en Honduras y esto simplemente se puede desplegar a petición del estado; lo cual no se ha hecho porque en el anterior régimen, México había establecido políticas de cómo poder buscar hacer programas sociales, como Sembrando Oportunidades.

Mismo que hizo el gobierno mexicano−estadounidense hacia la región de Centroamérica y ha sido la forma en que se había tratado de mantener este vínculo. Ahora, ya no nada hay que lo evite y, con México, se tiene esta relación particular donde existe una defensa de la soberanía que, aunque todavía lleva el proyecto Sembrando Oportunidades hacia Centroamérica, no puede hacer algo más para defender políticamente a algún estado centroamericano de Estados Unidos, vincularse o de alguna forma intervenir en el asunto, lo cual hace que, el caso particular de Nicaragua, pueda ser una condición que se dé, hablando siempre en términos del ataque hacia el narcotráfico en la región.

Bolivia tiene una situación muy particular. Una relación política, internamente, que ha sido interesante desde la construcción de su Constitución, de cómo se ha ido modificando; ha tenido problemas entre los partidos políticos y cómo es que se está reconfigurando la política a su interior; sin embargo, ciertos valores de defensa de su territorio, no se han perdido y por tanto, una de las cosas que puede ser muy particular sería la defensa del territorio por la cantidad de recursos: recordemos que ahí los yacimientos de litio son importantes.

Además, tienen vínculos hacia el exterior muy sólidos; relaciones no solamente en la región latinoamericana, sino con países de Asia y Europa, lo cual hace que se vea una estabilidad política en el territorio y, hacia el exterior, no sea pertinente para Estados Unidos hacer alguna intervención política o desarticulación del gobierno: no le sería funcional.

Hacia el Caribe es mucho más factible tener un control, una defensa, una protección hacia procesos de intervención. No es lo mismo a los que están colocados hacia el Pacífico, que incluso −ahora− han tenido relaciones principalmente con China, Japón, y Corea, especialmente económicas.

Y no es lo mismo, por ejemplo, que hablemos de la relación con Brasil, porque este país tiene una dinámica propia que se ha llevado desde hace cuarenta años y que realmente −recordemos− forma parte de los BRICS. Así que es muy particular lo que se puede tener hacia cada uno. VER VIDEO Entrevista realizada virtualmente el 29 de agosto de 2025