Considerado el primer fiscal anticorrupción de México en el gobierno de Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, en Nuevo León, el abogado Ernesto Canales Santos narró para SociodigitalTV su ‘Historia de Vida’ y de los principales asuntos parte de su carrera como jurista. El también productor de la película “Presunto Culpable” ganadora del premio de la audiencia en el Festival de Cine de Los Ángeles 2010, y del Premio al Mejor Documental en el Festival Internacional de Cine de Morelia, 2009; y autor del libro “¿Cómo nos arreglamos” (Editorial Grijalbo 2018) y “¡Hay justicia!, testimonio sobre mis juicios y casos”, (Editorial Planeta 2024) asegura haber nacido en el barrio La Catedral de Monterrey, Nuevo León, un domingo dos de junio de 1940.

                Con más honestidad que presunción reveló que su padre fue un exitoso comerciante de telas que, por un episodio trágico de la revolución, abandonó sus estudios de medicina, y para sobrevivir económicamente tuvo un almacén de telas que cubría todas las regiones del país, desde Chihuahua, San Luis Potosí, hasta Veracruz. “Tuvimos una situación económica bastante holgada −dijo− y cada año fue mejor. El coche era siempre de mejor calidad; los viajes de vacaciones mejores que los anteriores; fue una vida siempre ascendente, muy llamativa, porque constantemente había cosas nuevas que hacer”.

                La familia era grande. Estaba conformada por ocho hermanos; también su padre tuvo ocho hermanos y su madre siete, “así es que tengo tíos, sobrinos, etcétera por todos lados. Un ambiente muy, muy cuidado y una infancia y juventud bastante sanas”, reveló.

− ¿A qué edad te casaste y tuviste tu propia familia?

Me casé a los 31 años y tuve una familia con tres hijas. Afortunadamente las tres están muy bien y cada una tiene su propio interés y dedicación a algo muy propio y personal. No compiten entre ellas. (si acaso conmigo), pero nada más…

¿Son también abogadas?

Una sí es abogada, otra académica, muy respetada: ha estado en Harvard donde es profesora por más de 20 años y directora de la escuela donde estudió. Ha tenido una vida de estudio e investigación, muy dedicada y con mucho éxito. Ha publicado cinco libros y el sexto lo tiene en imprenta. Dicta conferencias sobre la historia de la ciencia desde la perspectiva de cómo el pensamiento humano se ha ido desarrollando hasta llegar a crear ciencia en las más grandes universidades del mundo. Cuando vivíamos en Monterrey con mis tres hijas, y estaban en edad de escoger carrera, les dije que eligieran la que quisieran, pero aquí en Monterrey; después de que la terminaran, si querían seguir estudiando, yo les proveería todo para ello, pero eso sí, sólo podían salirse de casa cuando cumplieran los 20 o 21 años, no a los catorce.

Un día, Jimena, la científica, me dijo “papi, ya decidí que voy a estudiar”; pues qué bueno ¿qué vas a estudiar?, respondí: Ingeniería Física, dijo. Pero ¿por qué Ingeniería Física…? si es algo lo más alejado a mí y a mi familia, al ambiente de la casa; y me respondió: “porque me dicen que es la carrera más difícil que tiene el tecnológico”. En efecto, a ella desde chica le gustaban los retos de, usando sus palabras, “desarrollar su mente” y que refleja en sus libros. Tiene uno sobre el pensamiento de Einstein, en su época, comparado con el de Henri-Louis Bergson que, en principios del siglo XX, fue el considerado el filósofo (francés) más importante del mundo, hasta que llegó Einstein y se creó una polémica entre ambos. Mi hija Jimena lo ha estudiado al detalle, y produjo un libro que ha tenido mucho éxito entre académicos y literatos.

La tercera es arquitecta y vive en Ciudad de México. También ha tenido una carrera muy exitosa con varios premios. Ganó el concurso para construir la Biblioteca de la Mujer que era abierto no solo a México, sino al mundo, por lo que el mérito de haber sido elegida fue mucho. Estoy muy contento por el éxito de ellas, en especial porque no son copia mía. No fui un factor en sus vidas que les impidiera desarrollarse por sí mismas; y cuando estamos juntos lo pasamos muy bien porque es una relación de amigos con los mismos intereses.

¿Cómo decidiste convertirte en abogado?

                En el sentido amplio, en mi familia siempre ha habido abogados. Mi papá no estudiaba leyes, pero sí medicina. Jamás imaginé una alternativa donde no terminara en una universidad, al grado que escogí la Escuela Libre de Derecho, un poco porque, adelantándome al pensamiento de mi hija Jimena, era el curso más difícil, una de las de las escuelas de derecho más importante del país. Ahí, fui alumno cuando cumplió los 50 años, y cursaba quinto año; puedo decir que hasta entonces mis calificaciones han sido las más altas de toda la vida de la escuela. Porque en aquel entonces, cuando salí de la preparatoria, los horarios del sur de la Ciudad de México comparados con los de Monterrey estaban desfasados. Las vacaciones en Monterrey eran en verano y aquí eran en la época de Navidad, enero y febrero, en época de invierno. Entonces, los primeros seis meses no podía entrar a la Libre de Derecho por lo que entré a la Universidad de Nuevo León, que era la que empezaba los cursos en septiembre, y fue un desastre. Me tocó muy mala época: los maestros no iban, no preparaban clases; entonces le dije a mi padre “Quiero ser abogado, pero estar bien preparado”.

La Libre se distinguía por tener un prestigio académico y era parte de lo que yo buscaba, la experiencia comparada con Nueva York. Cuando igual que Jimena, otra de mis hijas me dice “papi, ya sé que voy a estudiar”; y le digo bueno, ¿qué? Y me responde abogada, como tú; le dije que esperaba que no lo hiciera por las mismas razones que yo. Y ¿cuáles fueron tus razones?, me dijo: “Salirme de mi casa”.

¿Cómo fue el camino para llegar a ser fiscal Anticorrupción en Nuevo León?

                Primero, ya tenía muchos años en la profesión y estaba en la etapa de consolidación de mi trabajo. Los ahorros, el modo de vida, etcétera, me permitían darme el lujo de tomar una chamba que no tuviera un interés económico primordial. Segundo, me fascinó la idea de que Nuevo León tuviera un gobernador independiente de los partidos hegemónicos, en aquel entonces PRI y PAN; por lo que consideré un privilegio porque me dejaba libre la cancha para poder hacer mi trabajo en contra de esos partidos, que eran los que habían tenido el manejo político del Estado. Cualquier otro gobernador protegería a los miembros del instituto político que lo llevó al poder, y yo no contaba con esa limitación. Me pareció fascinante y único en el país.

Y efectivamente: PRI y PAN se molestaron muchísimo con mi nombramiento y la forma como empecé a ejercer mi puesto, que fue investigando a los gobernadores y funcionarios públicos anteriores, quienes tenían fama de haber hecho obras públicas obteniendo beneficios privados. Me pareció una experiencia profesional interesantísima.

Recuerda Canales Santos que, dentro de las situaciones más importantes durante el ejercicio como fiscal, fue el “conflicto de intereses” porque al ser de Monterrey, una sociedad muy cerrada donde la gente se protege mucho de los fuereños, “…y yo tenía que investigar a los del dinero y los conocía a todos y todos a mí (…) no solo era tener el conflicto de intereses, sino cómo manejarlo. Fue así que tomé la actitud de que, para mí era una oportunidad de conocer a los investigados, tener sus confianzas, y saber que lo estaban haciendo de manera profesional, no personal; tampoco de buscar alguna ventaja personal o para mi profesión y sino al revés. El que yo conociera a los investigados me permitía realizar mejores investigaciones, dirigirlas con subalternos en forma eficiente y obtener mejores resultados y, en tres años y medio, que fue lo que me permitieron los partidos políticos estar en el cargo, hubo muchos. El gobernador siempre me respaldó.

¿Cómo surgió la idea de escribir y dar tus testimonios en tu libro “Cómo nos arreglamos”?  

                Porque mi carrera como fiscal se vio frustrada precisamente por los partidos políticos que, al no convencer a El Bronco de que me corriera, iniciaron una campaña de desprestigio y linchamiento contra mí. Ellos, modificaron la Constitución del Estado para quitarle al gobernador la facultad de nombrar al Fiscal Anticorrupción, y fue entonces que salí destapado. Dominado por los dos partidos, el Congreso local hizo un nombramiento de un fiscal totalmente a modo que no realizó ninguna investigación y no hubo ningún cambio.

                Sin embargo, logré meter a la cárcel al gobernador anterior, aunque fuera solo unas horas porque el sistema no permitió más. La cercanía de Peña Nieto con Rodrigo Medina de la Cruz era tan fuerte que ex presidente se movió y en menos horas de lo que duró el juicio, logró un amparo y lo sacó de la cárcel. Pero ya había salido su foto en uniforme de preso.

                “Cómo nos arreglamos” ha caído muy bien entre los estudiantes de derecho. He recibido invitaciones para presentarlo de universidades con las cuales nunca había tenido ningún trato. Yo creo que les ha abierto la posibilidad, la esperanza, de que sí se puede combatir la corrupción en el país, que no es algo con lo que hayamos nacido y sea imposible quitarnos del modo cotidiano de hacer las cosas. Algunos abogados ya mayores, siempre me vieron con recelo. Aunque los más cínicos decían “empieza a disparar, porque tú disparas y a nosotros nos contratan”.  

¿Cómo te vinculaste al caso de Paula Cusi?              

                Yo fui director jurídico del Grupo Alfa corporativo, que era el grupo económico más fuerte del país, y yo tenía injerencia un sector que era dueño del Canal Ocho de televisión, que fue la primera apertura que había en la televisión. Conocía a “el tigre” no de contrarios, pero sí de buscar los mismos intereses. Él se casa con Paola (Cusi) y se la lleva primero a Televisa, empresa que se formó con parte de Tele Sistema Mexicano, pero también de Valores Industriales, que era del grupo industrial de Monterrey Alfa, del que yo era director jurídico.

                En determinado momento, ya muerto Emilio Azcárraga, un amigo me dice “Oye, Paula no ha podido iniciar el juicio testamentario porque la familia, el hijo o la familia de su ex marido, le han impedido encontrar abogado. Te ¿interesaría llevar el caso? Le dije mira, sí me interesa porque sería un caso paradigmático y si hay dinero y fama, ahí estoy yo. Pero además porque lo que se pueda hacer ahí, va a tener repercusión en todo, en el resto del mundo jurídico del país. Y le dije, déjame conocer el asunto.

                Una vez revisado, vi que la razón estaba claramente a favor de Paula, y lo tomé a “resultas” (sólo cobraba honorarios si obtenía resultados), porque la conocía, y me tenía confianza, no por nivel de acercamiento, sino porque sabía de mi buena fama tanto moral como profesional. Pero el juicio no se movía; no lograba que los tribunales me hicieran caso. Después de diez años, logré llevar el juicio a un nivel en que ya se habían desahogado todas las pruebas. Sólo faltaba la sentencia y claramente tenía que ser a nuestro favor, porque simplemente había un testamento de parte de Emilio que no había sido cuestionado, porque esto estaba hecho con toda la mejor técnica jurídica que había y este testamento no se estaba cumpliendo.

¿Y cómo se complicó?

                Porque ya en semanas venía la sentencia, y no podía ser otra más que reconocerle a Paula el derecho al 6% de Televisa, por eso se complicó. Porque los “televisos” se dieron cuenta que la iban a perder y salió la fuerza bruta, la bestia, y la metieron a la cárcel, sin juicio, sin orden de aprehensión, en una en una flagrante violación de todos los derechos (…) Detalles de la aprehensión de su clienta y sometimiento por la fuerza de su persona, se encuentran en su libro “¡Hay Justicia!, Testimonios sobre mis juicios y casos” (Editorial Planeta, 2024) y que casualmente, para fortuna de ambos, antes había dado a conocer que iría a recoger a Paula para llevarla a validar una firma, previo a la reunión que tendría con Paula Cusi para ir a cumplir en este último documento para dar la sentencia definitiva; al habérselo comentado al periodista (entonces en La Jornada) Jenaro Villamil quien hizo pública la agresión, los salvó de mayores complicaciones.

−¿Cómo fue que hiciste la producción de la película-documental “Presunto culpable”?

                Me cayó del cielo. Yo tenía diez años promoviendo los juicios orales, lo que significa que no haya cárcel sin juicio. Movía la opinión pública, pero no a las autoridades, a pesar de que todos respetaban el movimiento, mismo que, para mantenerlo vivo, estuve pagando una vez al mes desayunos en el Club de Industriales de México a quienes a quienes quisieran saber más de los juicios orales y, si no podía mover a las autoridades, mover al menos a la sociedad. Les decía que México estaba en falta mientras hubiera un sistema que le permitía a la autoridad, es decir al gobierno, hacer lo que lo que quisiera como meter a la cárcel por el tiempo que quisiera a una persona sin una convalidación por parte de un juez.

De los asistentes a estos desayunos había habitualmente dos académicos del CIDE[1], Centro de Investigación y Docencia Económicas, AC, quienes se acercaron conmigo para proponerme, primero, filmar lo que sucedía en un día en una delegación. Técnicamente no era complicado: las cámaras… las autorizaciones no los podrían negar, porque no podían censurar algo que ni siquiera había pasado. Entonces filmamos ese día y salieron cosas muy a favor de los juicios orales.  

                Y ante el éxito de eso, me dijeron ¿Por qué no damos un paso más, y hacemos un documental? La idea primero fue hacer una película, en caso de que no, un documental. Tuvimos mucha suerte porque el caso que nos tocó defender era el de un reo que tenía una personalidad atractiva. Y no nos equivocamos. Hace ya diez años de la película y, el reo, el presunto culpable, ha mantenido una conducta intachable. Sigue trabajando en su mismo local de uno de los mercados populares donde arregla Teléfonos y cosas menores de computadoras

 Entonces, el éxito popular de la película hizo el cambio: los jueces llegaban a los restaurantes y los abucheaban. Ya era un movimiento civil, un movimiento que el pueblo lo había tomado y que la autoridad no tenía manera de ejercer una represión porque hubiera sido el inicio de una guerra civil. El éxito del documental se detonó porque, en parte del proceso, el reo tiene derecho a preguntarle a la parte acusadora, al Ministerio Público, ¿Por qué lo está acusando si no tiene ninguna prueba en su contra?, entonces el reo lo hace con mucha atención… agregando “Si ya pasaron tantos años, es para que ya me haya salido algo en contra mía ¿Por qué me acusa?” le dijo a la jueza, −que también salió como de película−. Era una señora grande, poco atractiva, malhumorada… se voltea hacia él y, con la cámara filmando, le dice. “Porque es mi chamba”.  VER VIDEO.

                Entrevista realizada el lunes 23 de septiembre de 2024.


[1] Institución del Estado mexicano, especializada en ciencias sociales, que pertenece al Sistema de Centros Públicos de Investigación del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías, Conahcyt… https://www.cide.edu/que-es-el-cide/