Se creó un foro público abierto para los periodistas, los comunicadores de redes sociales, medios digitales, tradicionales y extranjeros

¿Qué hubiera ocurrido si no se hubiera implementado el modelo de comunicación política de la Cuarta Transformación con sus conferencias mañaneras? Se pregunta Daniel Marmolejo González, colega de las conferencias de Palacio Nacional con el ahora ex presidente López Obrador, “¿Hubiese habido ya un golpe de estado, o hubiese aparecido un lawfare…?” Lo que sí, asegura, es que hubiéramos vivido una fuerte sacudida porque el poder mediático estaba realmente en una condición de muchos privilegios y, al restarle prerrogativas económicas, significaba, −para ellos−, golpear.

Para establecer un pluralismo, primero fue creado un foro público abierto para los periodistas, los comunicadores de redes sociales, medios digitales, tradicionales y extranjeros. Lo segundo es que es un modelo único en el mundo. Por ejemplo:  al presidente Putin (Vladímir Vladímirovich) los medios lo ven en conferencias de prensa una vez al año, igual a Trump (Donald John Trump), también de manera muy específica y sesgada a los presidentes de otras naciones.

En el caso del presidente de México, dijo, “se le puede ver los 365 días del año, 360 grados; ese es el modelo que, me lo expresó el director de Comunicación Social, el vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas que él lo creó, y me parece una medida muy acertada de alto valor. Si el presidente Lula o la presidenta Cristina Fernández hubieran tenido unas mañaneras, si hubieran podido debatir la agenda pública como se debate en México, junto con todas las vicisitudes, las circunstancias que tiene en el manejo del poder político, quizás no hubiese habido golpes de Estado, Lauffer u otros ataques como los que han vivido los mandatarios en otros países del mundo.

Sin embargo, hacerlo, como es un modelo único, no se podría replicar ni siquiera en sus propias características. Incluso para el próximo gobierno mexicano, creo, sobre todo por una razón muy importante: El presidente López Obrador es un personaje con una serie de capacidades políticas, de habilidades, destrezas, experiencias, historia y carisma intransferible. Y este modelo fue ‘un saco a la medida’ del presidente de la República, por tanto, es un modelo extraordinario, valiosísimo que difícilmente se podrá reproducir.

Así es que muchos de los que estamos aquí, no sé si nos volveremos a ver y, si lo hacemos, quizás no sea con la misma frecuencia, porque sostener este modelo teniendo un presidente más de dos horas de pie frente a periodistas que están sentados más cómodos y hablarles a millones de personas diariamente es un reto muy grande para cualquier otra persona que presida el gobierno de México.

− ¿Crees que esta forma de comunicación impacte en las maneras de hacer comunicación?

Primeramente, es un modelo de estudio y como tal tiene que ser analizado, valorado por instituciones, organismos e instituciones académicas. También como un ejemplar modelo de comunicación; no hay sesgo, ni hay censura por parte de la Presidencia de la República. Jamás existió un dictado de quién sí y quién no. De tal suerte que es libre, es absolutamente libre y eso no se había dado en el periodismo mexicano desde los tiempos de la Revolución y posteriores. Con la institucionalización que vive el país, no existía un modelo como tal, por eso es único y bueno.

Quisiera ser un poco más concreto a la reflexión y el análisis que planteas; pero lo que sí puedo decir es que este modelo nació, creció y puede germinar de varias formas. A través de otras representaciones políticas en los estados y municipios, además de que obliga a la transparencia en el ejercicio del servicio público a otros actores gubernativos a los cuales se les ha dado el voto y que deben ser analizados, valorados y criticados por la población a través de los medios de comunicación, incluyendo los alternativos.

Esta ha sido la oportunidad donde los teléfonos celulares más han registrado a un personaje en la historia de México, y como tal, tanto las cámaras más profesionales, las telefonías que han evolucionado mucho, las transmisiones directas que se hacen, las réplicas que se tienen en medios tradicionales y alternativos, la posibilidad de hacer una comunicación que no solamente ocupa las dos o hasta tres horas que el presidente rinde su atención a los medios, sino que continúan por horas, días, semanas y meses en el movimiento político del país. Si ello obligara a que el ejercicio público, de la función pública, pasara por este tipo de transversalidad de comunicación, sería un gran legado.

Y ahora que el presidente abrió la oportunidad de que se haga un Congreso de redes sociales y de comunicadores (independientes) a nivel latinoamericano, yo diría hasta a nivel hispanoamericano, se crea una atmósfera de libertad, de reflexión en el país y que gente como nosotros podamos interactuar en el análisis y debate político, porque el ‘análisis político’ estuvo secuestrado; hoy se liberó, hoy ya no tiene grilletes; hoy lo hacemos desde un teléfono celular.

                Para Daniel Marmolejo, su pregunta más significativa, expresó, más que pregunta fue una afirmación, y era referente a los vínculos de Genaro García Luna con el Cártel del Pacífico, que es el cártel de Sinaloa; “esto a partir de un trabajo de investigación que yo había emprendido (…) Durante los años del Calderón tuve la oportunidad de conocer varias figuras que habían pugnado para que el rumbo del país no fuese a través de una guerra como la que generó (Felipe) Calderón para legitimarse, y una de las víctimas que pugna para que el cambio fuese por una vía más pacífica y ordenada, fue el general Tomás Ángeles Dauahare, que además de conocerlo ha sido mi vecino.

Sabía yo de su honorabilidad. Él tenía un carro de los años noventa y pudo haber sido secretario de la Defensa Nacional. Él habría advertido a Felipe Calderón de los nexos de García Luna con el crimen organizado. Esto a los cinco meses de haber tomado posesión mediante aquel fraude confabulado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y el Instituto Federal Electoral. Entonces, yo se lo dije esto al presidente: de que, con la participación de García Luna se habría instalado en Palacio Nacional un cártel. No me refería a la presidencia, a la residencia oficial de Los Pinos, me refería a Palacio Nacional porque es el símbolo de la República.

En el lugar que estamos ahora ocurrió la decena trágica, la captura del presidente Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez. Y aquí es donde también fue capturado el antepasado del general Tomás Ángeles, que fue el general Felipe Ángeles. Quienes habían perpetrado esa situación, todos lo conocemos, era un chacal, un traidor que se le había advertido. La figura de Felipe Ángeles es la figura posterior del general Tomás Ángeles, quienes han sido militares que han velado por la patria y los intereses nacionales, además de que había sido agregado militar en Washington en dos ocasiones; director del Colegio Nacional, secretario particular del secretario de la Defensa y subsecretario de la Defensa Nacional.

Entonces, a los cinco meses de que fue informado y no hizo nada, comenzó un desacato a la información ante una autoridad tan importante, con valores históricos y antecedentes como la del general Tomás Ángeles; por eso creo que esta es una de las reflexiones más intensas que se dan en un momento importante que se vincula con la captura de García Luna en Estados Unidos y de ahí hubo otras más, pero me atrevería a decir que esta cimbró al país porque, señalar que hubo un narcoestado y que las instalaciones del Palacio Nacional, tan emblemáticas, porque aquí presidió el presidente Juárez la República, porque aquí se sentó Zapata con Villa, porque aquí se logró un cambio institucional de la Revolución y aquí había operado el narcotráfico con Calderón y con García Luna.

Señala Daniel Marmolejo González haber nacido a unas cuadras del Zócalo de la Ciudad de México, “que está aquí atrás, muy cerca en la calle Manuel Doblado, en donde el presidente (López Obrador) hacía sus rondas juveniles cuando vivía en La casa del estudiante. Así es que estoy en el corazón del lugar donde nací, el Centro Histórico”. 

−¿Eres periodista de carrera o afición?

Yo realicé estudios de ingeniería en computación, pero siempre tuve un interés por el periodismo; desde que era muy joven realicé algunas actividades periodísticas y documentales: desde los años ochenta y posteriormente. Lo que realmente hice fue aplicar mi conocimiento tecnológico orientado a la comunicación. Mi trabajo en comunicación ha sido muy amplio, desde finales de la década de los ochenta; tengo más de treinta años como productor independiente, realizador, y uno de los enfoques que más me atrajo fue el trabajo documental y que está muy ligado al periodismo.

Es un cine muy puro, no hay un guion en específico, hay ideas que rondan y con base en ello fui desarrollando empíricamente mi acercamiento con la gente, que ha sido permanente, y de ahí al periodismo hasta llegar a crear diferentes materiales de interés periodístico y documental y al mismo tiempo también desarrollar estrategias de campañas políticas, de las cuales he producido cerca de ochenta y cinco a nivel nacional.

La primera fue en la década de los noventa, el primer gobierno de coalición que se ganó en México, por la izquierda, fue en Tlaxcala. Yo produje esa campaña y la del gobernador de Baja California Sur, cuando sale el PRI por primera vez del poder en el año noventa y nueve, y posteriormente le di atención a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador para jefe de Gobierno de la Ciudad de México, donde también tuve una participación muy importante y traje por primera vez hace veinticuatro años, la tecnología de alta definición con la que produje spots, siendo yo muy joven, él también era mucho más joven.

Evidentemente éramos más jóvenes, pero yo más que él. Fui su productor en el año 2000 y, para redondear la pregunta, obtuve el Premio Nacional de Periodismo por una crónica histórica que es un documental que se llama “AMLO, el camino y la llegada”. Un trabajo que me llevó veinticinco años de producción.

−¿Cómo llegaste a las mañaneras y por qué medio?

Históricamente yo venía realizando un trabajo de seguimiento al Movimiento de Resistencia Civil Pacífico, como lo pude exponer hoy (15 de abril 2024) en una conferencia del presidente. Ese movimiento fue emprendido por Andrés Manuel López Obrador tras el desafuero y posteriormente ante el fraude electoral en el año 2006. No fue un trabajo como tal, sino un servicio a la nación y a la democracia, que consistió en darle seguimiento a todo ese proceso histórico. Luchamos contra el cerco informativo que existía. Por lo tanto, yo llego a las mañaneras cuando gana la presidencia. Venía yo también integrando varias actividades periodísticas, informativas con organizaciones que se crearon en aquel tiempo como fue Radio AMLO.

Fui fundador de Morena Medios, cuando Morena no era un partido sino un movimiento, el Movimiento de Regeneración Nacional. Fundé Morena Medios y alterne actividades en aquellos años con el periodista Virgilio Caballero, que tristemente ya no está con nosotros y que fue un impulsor de la transformación del país. Y con otro periodista crítico que fue acosado y agobiado durante el periodo neoliberal que fue Jorge Saldaña. Ambos fueron mis amigos y con ellos hice producción.

Al margen, también había escrito ya como una labor de interés periodístico y filosófico influenciado por Carlos Monsiváis y también por José María Pérez Gay, un gran intelectual mexicano. Y López Obrador siempre fue un referente para mí; entonces yo no llego por accidente ni llego por el interés o el propósito de un medio específico. Yo llego por mis propios fueros con un montón de entusiasmo a tratar de hacer una reflexión y una contribución histórica en las mañaneras.

Respecto a la convivencia entre periodistas convencionales y digitales en las conferencias mañaneras, Marmolejo González señaló no conocerla ni poder referenciarla; sin embargo dijo saber que ha habido connatos de bronca y desacuerdos, así como señalamientos y desprecio. “Evidentemente, también me consta que muchos periodistas oficiales, más bien que eran del oficialismo pasado, vinculados a la derecha, han tenido el firme interés de atacar al presidente desde el espacio de las mañaneras. De eso puedo dar testimonio.

La realidad es que, entre periodistas independientes y tradicionales, no hay realmente −que yo pueda garantizar− una convivencia, porque apuntan en dos sentidos distintos. Uno es el interés de ese periodismo especulativo y el otro es un interés en cuanto a un periodismo crítico y transformador. Quisiera entenderlos a ambos en el buen sentido. Ahora, siempre habrá matices entre esos dos enfoques, definitivo. VER VIDEO.

Entrevista realizada en Palacio Nacional, CDMX, el 15 de abril de 2024.