Presentan el libro “Los que preguntan”
“Los que preguntan”, modesto libro con 46 entrevistas a los que permanentemente cuestionaron al ex mandatario López Obrador ha dado pie para que especialistas analicen el modelo de comunicación política de la llamada Cuarta Transformación mexicana, misma que ahora se ha posicionado como la alternativa política en el gobierno e, invariablemente, tiene como eje las conferencias matutinas. Así, analistas políticos mexiquenses y de la Ciudad de México, disertaron el 28 de octubre en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México, UAEM, ante un auditorio lleno de futuros politólogos y posiblemente comunicadores con una formación más enfocada a los asuntos gubernamentales y sociales del país a partir de la academia.
Muy temprano, desde la CDMX, el Doctor Antonio Sierra García, el periodista especializado en seguridad y catedrático de la Universidad Pedagógica Nacional, Raúl Fraga Juárez, junto con este tecleador, tomamos rumbo hacia Toluca no sin antes pasar a La Marquesa a degustar un café de olla y especialidades gastronómicas del lugar.
En la Facultad, ya reunidos los convocados: presentadores, Dr. Aldo Muñoz Armenta, Mtro. Ricardo Joya Cepeda, Dr. Antonio Sierra García y Mtro. Raúl Fraga Juárez con el moderador, Mtro. Juan Carlos Villareal, antes de iniciar la presentación, pasó a saludar al panel la directora de la Facultad de Ciencias Políticas de la UAEM, Mtra. Laura Elizabeth Benhumea, quien por compromisos previos no pudo permanecer en el evento.
El primero en hacer uso de la palabra fue el joven doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, Antonio Sierra, quien −dentro de su formación− cuenta además con doctorado en Letras Mexicanas por la facultad de Filosofía de la misma casa de estudios, ambos con mención honorífica, que también es catedrático en “Fotoperiodismo”, (entre otras materias) del Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación, de la FCPyS de la UNAM y autor de la presentación del libro “Los que preguntan”.
Entre las varias reflexiones que el especialista expresó a un auditorio ávido de su sapiencia, fue que el ex presidente Lázaro Cárdenas habría seguido de cerca el modelo alemán impulsado por el ministro de Prensa y Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, adaptándolo a la realidad nacional. “Así, prensa y radio fueron los escudos para la defensa del presidente; y, de acuerdo con Priscila Pilatovsky, podemos suponer que la creación de este departamento en diciembre de 1936, significó el primer intento sistemático para centralizar los mecanismos administrativos para informar sobre los asuntos del gobierno, pero también para incidir en principios morales y cívicos.
“Si Cárdenas garantizó la libertad de prensa, continuó el doctor Sierra, el ex presidente Manuel Ávila Camacho la extendió con variaciones muy sustanciales: Comenzó conquistando a los medios impresos de comunicación con el aumento de publicidad; siempre con un inteligente proyecto de comunicación social que le ayudó a realizar movimientos audaces en su administración. Ofreció su apoyo a los medios de comunicación impresos y se mostró receptivo ante ellos.
Autor de innumerables artículos y jurado del Premio Chihuahua en Ciencias Sociales (2024), Antonio Sierra, destacó que fue durante la administración de Ávila Camacho cuando surgieron las conferencias de prensa con los reporteros. “Fue en la década de los cuarenta, cuando el versado reportero Gregorio Ortega sugirió al presidente Manuel Ávila Camacho iniciar con las conferencias de prensa. El primer mandatario aceptó la recomendación y, de acuerdo con el testimonio del escritor Edmundo Valadés, protagonista de aquellos momentos, Ortega organizó la que fue la primera conferencia de prensa que un presidente mexicano daba, porque los mandatarios no las estilaban.
El día que el presidente invitó a los periodistas a conversar y, en medio de toda la expectación, la primera pregunta hecha por un reportero en una conferencia de prensa presidencial fue “¿Qué opina usted del ayuno de Gandhi?”. Estrepitosas carcajadas. Valadés documentó la respuesta: “Pues pienso que tiene mucha resistencia”. Fue un momento de grandes definiciones en lo que se refiere a la comunicación política. En esos años surgieron también las síntesis informativas como documentos estratégicos para el análisis político.
“En el sexenio de López Obrador, para el ex Coordinador de Comunicación de la Dirección General de Divulgación de las Humanidades (UNAM), se fue marcando en el modelo de comunicación política del Estado, un cambio en relación con los modelos anteriores porque, en el ecosistema significativo de medios y reporteros, enviados a estas coberturas, se puede observar el cambio en la formación profesional de quienes participaron y participan en ellas.
Como antecedente de las oficinas de comunicación política, aseguró Sierra García, hay que recordar que el presidente Lázaro Cárdenas desarrolló un proyecto interesante con la creación en 1934 del ‘Departamento autónomo de publicidad y propaganda’ que dos años después, 1936, se convirtió en la Dirección de Publicidad y Propaganda adscrita a la Secretaría de Gobernación. Este fue el preámbulo del nacimiento de las oficinas gubernamentales en nuestro país.
Por su parte, para Aldo Muñoz Armenta, doctor en Procesos Políticos Contemporáneos por la Universidad de Salamanca, España; Maestría en Ciencias Sociales por la FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) sede México, y estudios de licenciatura en sociología por la UAM Xochimilco, desde el gobierno, la comunicación política sirve para controlar la agenda y, con otros elementos, trata de hacer un control de daños para que prevalezca la narrativa gubernamental sobre la que viene de otros espacios y medios de comunicación.
Los reporteros −aseguró− tienen como tarea en el modelo tradicional de comunicación, hacer que los hechos más descarnados o difíciles de manejar para las personas, queden suavizados. La cuestión es darle legitimidad en el amplio un sentido de la expresión al discurso gubernamental. Es decir, que la gente crea que, lo que dice el gobierno, es lo que corresponde. Y el primer gran desafío de todos los gobiernos es, por ejemplo, cómo reportar o cómo aminorar el peso mediático de lo que podríamos llamar un evento catastrófico: una masacre, un accidente donde el gobierno tiene responsabilidad, o algún tipo de cuestión que relacione a funcionarios con hechos de corrupción.
Esto, afirmó Muñoz Armenta, los especialistas le llaman “Spin”, y se trata de una estrategia en la que los gobiernos están obligados a generar distractores o mecanismos de control de daños desde la perspectiva mediática para que lo que parezca muy malo, quede atenuado, atemperado por alguna otra situación.
“Yo creo que, en los últimos años, quien mejor supo hacer spin fue el expresidente López Obrador, porque lo que se veía o parecía ser muy negativo, terminaba siendo relativizado por los dichos del presidente: las verdades a medias, las verdades completas, o las noticias falsas, siempre quedaron diluidas en la voz del presidente y pocos mandatarios lo han podido hacer frente al poder mediático que tenían los grandes medios tradicionales: periódicos, revistas y, por supuesto, radio y televisión. Creo que solamente el presidente Lula pudo hacer eso: competir con esas narrativas en el caso de la gran cadena mediática brasileña O’ Globo.
Otro punto, aseguró, es comunicar para convencer que, lo que se dice desde el gobierno, sea creíble para muchos, y no solamente para algunos; por eso, agregó: “Los que preguntan” es un libro muy interesante porque recupera al periodismo, vamos a llamarle, ‘de calle’.
Hay la reflexión −extendió− tanto del doctor Antonio Sierra, Raúl Fraga y del propio Jesús Ramírez Cuevas, el jefe, estratega de las mañaneras, de que los medios antes eran parte del poder político y que se combinaban desde los beneficios de ese poder político y que, a partir de este modelo de comunicación, hay una nueva forma de relacionarse con los medios y las personas; pues a partir de que hay derecho de réplica, existen muchas posibilidades de interactuar con el presidente.
Para Raúl Fraga Juárez, profesor de la Universidad Pedagógica Nacional y periodista especializado en temas de educación y seguridad, el estilo personal de gobernar del ex presidente, le llevó a alcanzar una cantidad de receptores impresionante en cuanto al posicionamiento de sus mensajes, lo que viene a generar una relatoría, una forma de narrar en la voz presidencial, la forma, el color y la manera como quiere que se perciba la problemática del país; incluso demeritando en muchas ocasiones el reconocimiento de que existieran problemas.
Se volvió una figura central para detonar toda una visión permanentemente optimista en las mañaneras sobre la compleja realidad del país, y él supo cómo desmontar de los conflictos los componentes explosivos y volverlos banales y, en muchos casos, ordinarios. Otro aspecto central de las mañaneras es que se convirtieron no nada más en un ring de lucha política, sino con todos los recursos que brinda el poderoso sistema político mexicano, las utilizó para enderezar un durísimo y sistemático ataque, primero contra sus contendientes y adversarios.
Como ordena la ciencia política, donde hay contrincantes se buscan acuerdos, amarres que permitan salir adelante en beneficio de todos, pero al paso del tiempo, hubo una verdadera cacería de sus enemigos. “Recordemos cómo al enemigo, personificado en el campo castrense, se le aniquila, mientras que con el contendiente se buscan acuerdos. López Obrador encontró en la mañanera una forma fulminante de arrasar en contra de medios de comunicación, pero también de periodistas. Y vaya que los resultados fueron cruentos, aunque no llegaron a alcanzar el nivel de liquidación.
En cuanto a nombres y elencos del poder mediático, aseguró el coautor del libro «Desafíos de la Seguridad Pública en México», el presidente seleccionó los que no quería, los que rechazaba, los que habría que atacar. Y finalmente la mañanera también se ve como un espacio crítico utilizado para detonar una guerra de palabras tempraneras contra el contexto global, lanzando culpas históricas, por ejemplo, a España, exigiendo la reivindicación y perdones extemporáneos a lo que sucedió con la conquista española, afirmó, entre otras cosas, el periodista y analista político especializado en el estudio de la comunicación.
Participación trascendental fue la del Mtro. Ricardo Joya Cepeda, quien ha sido Delegado de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el Estado de México y coordinador de comunicación en la campaña del político mexiquense Alfredo del Mazo Maza, así como profesor en la Licenciatura en Comunicación de la Universidad Autónoma del Estado de México en la asignatura de Géneros Periodísticos, “Este libro nos da pistas, luces, sobre cómo es el proceso que se hace de comunicación desde el poder público.
Dijo que no hay que perder de vista que el artículo 80 de nuestra Constitución dice textualmente que “el Supremo Poder Ejecutivo se deposita en una sola persona: el presidente de los Estados Unidos Mexicanos”. Recupero esta expresión porque simbólicamente el peso que tiene la palabra del presidente, ahora la presidenta, no es una palabra menor, es una palabra que puede trastocar la vida de muchas personas. Y ahí está el por qué las mañaneras se convirtieron, como bien decía Raúl (Fraga), en la piedra angular para la Cuarta Transformación. Me parece que es un fenómeno muy interesante y el libro de Pepe Sobrevilla nos aporta elementos de cómo se puede gobernar comunicando.
Así, el maestro Joya, quien fuera asesor en el Senado de la República, Coordinador General de Comunicación Social del Poder Judicial del Estado de México y director general de Comunicación Social de la LVII Legislatura del Estado de México, consideró que un gobernante tiene que explicar por qué se toma determinada decisión, porque las decisiones que se hacen desde el gobierno deben ser legitimadas, aceptadas y puestas en práctica.
Señaló con Mazzoni, que “Los gobernantes actúan a menudo impulsados por influencias externas o por la fuerza de sus convicciones personales y, en esos casos es necesario que se construyan argumentos posteriores a la decisión para aumentar el asentimiento, para descubrir nuevas implicaciones y para adelantarse a las críticas o contestarlas.
Eso es lo que hizo el expresidente López Obrador con las mañaneras. Se anticipaba, y como ya se ha dicho en la mesa, controlaba con ello la agenda, establecía cuáles serían los temas sobre los cuales se iba a abordar, el definir una agenda pública, que es donde entra la agenda setting, que establece sobre qué temas vas a pensar.
Definía cuáles eran los asuntos, que tenía que dialogar, los que se iban a discutir. Y eso vino a trastocar todo este ecosistema mediático que bien mencionaba el doctor Sierra, porque antes, la discusión, cuando yo trabajaba como jefe de reporteros en la Presidencia de la República en 1996, me tocaba conocer cómo era esa dinámica de la comunicación entre un presidente y los reporteros de la fuente presidencial, y era un proceso totalmente controlado.
Los medios se tenían que acreditar – señaló Joya Cepeda− en la residencia oficial de Los Pinos, que era donde teníamos la sala de prensa, pero obviamente lo hacían los grandes medios nacionales, los de la capital del país y había un lugar asignado para los reporteros y las reporteras: TV Azteca, Televisa, Excélsior, Universal, Reforma, sin embargo, la interacción estaba totalmente controlada.
“Estas mañaneras, a pesar de que Jesús Ramírez explica en el libro “Los que preguntan” que se improvisaban, no es real. Todo está sistemáticamente controlado. Así tiene que ser. No te puedes dar el lujo de que algo quede fuera de una estructura planeada. Sí puede haber algún margen; por supuesto que no vas a controlar las preguntas; tampoco vas a saber en qué momento se va a utilizar una u otra expresión, pero está estratégicamente pensado y así fue como se diseñó. Obviamente es un planteamiento que hizo el presidente López Obrador, pero sí vino a trastocar ese ecosistema mediático.
Algo importante −señaló el Mtro. Ricardo Joya− es que ya no solamente preguntaban los de El Universal, los de las radios y televisoras nacionales, sino que ya podían ingresar medios de provincia y periodistas independientes. Desde el momento que hay ya todo un protocolo para poder acceder a una conferencia mañanera, ya estás hablando de un modelo que establece un control para saber quién puede o no interactuar.
Algo importante es que también se le llamaban “diálogos circulares”; yo ahí sí difiero. No era un diálogo circular porque el control lo traía el presidente, él era el que definía y si volvían a preguntar, el que traía el control. Hay una técnica que se utiliza que es el “bloqueo” y “puenteo” se da cuando se hace entrenamiento de medios. Tú me preguntas lo que quieres, yo respondo lo que a mí me conviene. Y esa técnica la aplicaba con rigor sistemático el ex presidente López Obrador.
Finalmente puedo decirles que nuestro moderador también fue de lujo: Juan Carlos Villareal es abogado egresado de la UAEMex, con maestría en Derecho Electoral por la Universidad de Xalapa; doctorante en Ciencias Sociales por la Universidad de la Habana y actualmente PTC en la FCPYS de la UAEMex. Fundó una sociedad civil orientada a los estudios de la política local: el Centro de Planeación Estratégica y Prospectiva Política (Ceplan) que ha realizado muchos trabajos de estudios y opinión y editó, en 2023, “Crónica de una derrota anunciada”, en donde describen las condiciones de competencia en las elecciones del Estado de México. Ha escrito dos libros más y ha participado en varios otros. Desde el Ceplan, dirige “Mexiquenses” revista de análisis político y colabora como analistas en El Universal, Estado de México, con su columna “Dossier político” que se publica los lunes.
Antes de regresar a la Ciudad de México, no podíamos dejar de pasar a comer en el famoso restaurante “Las fodongas”, lugar clásico de la élite política, cultural y social toluqueña. VER VIDEO
Fragmento de la presentación de “Los que preguntan” en la FCPyS de la Universidad Autónoma del Estado de México el 28 de octubre de 2024.
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