La artista plástica fue invitada por el alcalde Tony Rodríguez a plasmar su arte

Fundado el 18 de julio de 1825, y ubicado al norte de la Ciudad de México, el de Tlalnepantla de Baz, dice la historia, es uno de los 125 municipios del Estado de México y que, con Atizapán de Zaragoza, conforma la Región Tlalnepantla. Además de ser la capital religiosa de la diócesis que conforma el Valle de México en el estado. Su nombre proviene del náhuatl tlalli, «tierra», y nepantla, «en medio de», significando «en medio de la tierra». Se le conoce, por uso y costumbre, como «tierra de enmedio», nombre dado a la llegada de las órdenes religiosas en 1524, una vez fundada la congregación que integraron indígenas otomís y aztecas provenientes de Tenayuca y Teocalhueyacan, quienes iniciaron la construcción del convento franciscano y la iglesia de Corpus Christi.

                En este lugar, del que es presidente municipal, Marco Antonio “Tony” Rodríguez Hurtado, tuvimos la suerte de platicar el pasado 16 de noviembre (2024) con la artista plástica Carmen Mondragón (¿no le recuerda su nombre a Nahui Ollin, la Carmen Mondragón del Dr. Atl?); pues bien, nuestra entrevistada es una mujer muy espiritual a quien −por fortuna− el munícipe solicitó intervenir artísticamente el centro del ayuntamiento que gobierna, empezando con el auditorio y el reloj, pasando mesas y lugares de descanso.

-Carmen, ¿Cómo te iniciaste en la intervención artística de lugares públicos?

                Desde niña me dediqué a la pintura en caballete; pero lo que me llevó a la intervención fue ver algo más que pudiera tocar, y que el lienzo solo era como una extensión de mí.  Extensión que se dio de mi corazón al trabajo (…) Mi necesidad siempre ha sido como poder hacer sentir a la gente lo que es ser artista, o sea hacia dónde te puede llevar el arte, el color; y ahora estamos en este maravilloso lugar que es el municipio de Tlalnepantla, el Teatro Algarabía, realizando una intervención profunda.

−¿Cuánto tiempo llevas trabajando este espacio?

                El presidente municipal actual, Marco Antonio Rodríguez, me hizo el favor de invitar. Dicen que ‘nadie es profeta en su tierra’ peo yo soy de aquí de Tlalnepantla, y aquí se hizo una diferencia. Acá estoy desde febrero de 2024, aunque fue en 2023 cuando estuve haciendo toda la planificación, que también tiene su proceso.

 −¿Qué buscas expresar con estas intervenciones?

Este es un teatro de la gente, al aire libre, el Teatro Algarabía, un lugar que es muy utilizado y lo que yo quise, fue hablar de la riqueza cultural que tenemos aquí en nuestro Tlalnepantla; hablar de los lugares emblemáticos. Por ejemplo, este es el Cerro del Chiquihuite, que es parte de nuestra historia en el municipio; y con este mural queremos honrar la cultura otomí. Somos la unión de las dos culturas la otomí y la chichimeca; o sea que estamos hermanados y, por eso, aparece una mujer otomí abrazando el cerro.

En otra parte de este mural hablamos de la industrialización de Tlalnepantla que tiene una gran importancia, el Kiosco de Comonfort, la música, porque aquí tenemos una orquesta que siempre está dándonos el gusto de estar en este teatro… La Hacienda de Santa Mónica, la pirámide de Santa Cecilia, que también son emblemáticas; y al centro tenemos el árbol de la vida con la cosmovisión, cómo pueden comunicarla a través de sus colores los otomís. Los colibríes que ves abrazando el árbol son los pueblos originales que están registrados aquí en Tlalnepantla.

Esta es una fila de mujeres al frente, mujeres y hombres, para hablar de la unión y de la cultura de paz, que para mí es algo muy importante de resaltar. Está la Pirámide de Tenayuca; la cruz atrial de la Catedral; la Iglesia de San Juan Bautista, el Acueducto de Guadalupe. El ojo de agua, el reloj que vamos a ver en un ratito. Un otomí abrazando el tiempo, ahí, en ese pequeño farolito y esa pareja. Para mí es muy importante representar a los danzoneros de los jueves; donde vienen adultos mayores y jóvenes a bailar danzón, y los invitamos también a venir.

El reloj ubicado en el centro de Tlalnepantla, lo hizo el presidente actual en su primer momento. O sea que ya tiene ratito. Era de cantera hasta abajo, pero desgraciadamente se deterioró y, en una anterior administración, no sé cuál, lo pintaron con esmalte; esto es, que no supieron respetar la cantera. Por ello, lo que propusimos al gobierno actual, fue generar esta intervención en la que seguimos hablando de la cultura otomí.

−Finalmente, ¿qué mensajes le enviarías a la población que estará viendo tu trabajo?

Primero que nada, que me encantaría abrazarlos. Soy una persona cálida y creo que el arte logra esa conexión, es eso, un abrazo. Para darle valor a este trabajo, el arte en mosaico es muy importante porque −en una forma urbana− al final tiene una duración más grande en el tiempo, y él solito irá tomando sus propios colores. Eso sería interesante verlo, porque eso es mágico. El que la gente venga y vea un lugar que se comparte, pues es el valor que puede tener una obra que está hecha para la gente, ese es mi mensaje, el que se sientan abrazados, amados, que valoremos a nuestros pueblos originales. VER VIDEO

Entrevista realizada en el Centro de Tlalnepantla el 16 de noviembre de 2024