¿Sabías que la canción Let it be, la escribió Paul McCartney en Huautla? Comentó Armando Blanco (Herman De Witt) creador de las tiendas de discos Hip 70, a Marcela Magdaleno. — ¿Por qué? respondió ella. —Por – que cuando viajas en psilocibina te puedes poner muy nervioso o con algunos frikis, y la voz de María Sabina, una maga, cuando estabas teniendo un mal viaje, te decía al oído: “déjalo ser, relájate, déjalo ser”. Es lo mismo que Let it be. Entiendes, “déjalo ser”, déjalo que fluya; y después viene la frase Speaking words of wisdom…. Que es la voz de Dios que da sabiduría, que te llega cuando “lo dejas ser”.
La poetisa y escritora, nieta del gran Mauricio Magdaleno (1906-1986), se reunió con Armando Blanco este 9 de noviembre (2017) para presentar en la “Pulquería Insurgentes” (Insurgentes Sur 226, Roma Norte, Ciudad de México), tres libros de Herman De Witt, nombrado así por la Neetherland TV de Holanda, cuando hacía entrevistas para ellos. Así, entre pulques y chelas se habló de los “20 años de aventuras Hip 70”, “El prisionero del rock” y “La única manera de hacer dinero, La máquina de dinero Hip 70”. Cuenta Blanco a Marcela (entrevista completa en www.unionperiodistas.com) que María Sabina, la gran chamana, sólo usaba humos y hierbas, pero no entendía nada sobre psicodelia, como tampoco ella entendió a Hendrix y terminó muriendo incomprendida; “la golpeó muchas veces la tira sin que entendiera por qué; cuando lo único que hacía era dar a las mentes estrechas la posibilidad de trascender a las limitaciones de la materia, al tiempo, el espacio y la causalidad lineal; pero, ¿cómo lo entenderían?, si con trabajos podían comprender la energía del rock”, explicó.
Egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciencias Políticas, Blanco considera a la UNAM como un paraíso. “Quien llega allí se siente como ‘la música que llegó para quedarse’ y echa anclas. Empieza con el Cine Club, después la Sociedad de Alumnos, luego la representatividad de su abuelita, Radio Universidad, la Gaceta universitaria; total que ahí pasan toda su vida hasta la vejez; pero cuando los sacan patas pa’delante, ya muertos, ni así se van, porque después estarán los homenajes, medallas, su nombre a algún teatro… Ése es el encanto de la UNAM”. Para el ex colaborador de Huberto Batis en Sábado, el suplemento cultural de Unomásuno, y quien en la entrada de la Facultad de Filosofía y Letras pegaba sus artículos, dice Blanco, roquero es quien se luce en el stage, pero el verdadero rocanrolero es quien se la rifa en la vida. El que sale cada día a trasformar la realidad.
Sus tiendas de discos Hip 70, las que en su tiempo fueron las únicas que vendían sellos de Estados Unidos, hicieron historia. En la planta alta empezó a realizar tocadas con bandas como El Tri, Dangerous Rhythmy Size. La banda de cajón era “Sacudobotas, con El Peli, Horacio Reni y Marino en las guitarras y, eventualmente, Felipe en la batería” ha remembrado Walter Schmidt en Milenio (19/09/2015).
“Podría decirse que Hip 70 fue el centro de operaciones del punk-rock al sur de la ciudad. Ahí surgieron también bandas como The Casuals (con Ulalume como cantante), The Vomitsy, Los Pijamas a Go–Go, con Tin Larin (Guillermo Santamarina) y el Capitán Pijama”, entre otras que cita el colaborador de Laberinto.
En los sesenta, el ojo que todo lo ve se abrió y simultáneamente en Francia, Rusia, Eslovenia, México, los seres suficientemente conectados a la pulsación de la naturaleza reaccionaron ante una oleada energética que traspasó la biosfera y provocó un despertar en la conciencia humana; con ella surgieron rupturas de paradigmas, una sed por conocer más sobre la psique, el universo onírico y los mundos paralelos, el camino de las almas y cómo se eteriza el cuerpo; con este resplandor irrumpieron los colores, la falda corta y las pestañas postizas, los requintos y la psicodelia, los ritmos africanos y las cítaras brahmánicas.
Sin embargo —explica Armando Blanco—había como siempre hay, un sector de ideas radicales, seres amorfos guiados por el dinero, el poder y las leyes rancias; los que gobernaban y gobiernan prácticamente el mundo, quienes no quieren que nada se mueva, y parecen tener un regidor siniestro ordenando que nadie salga de su órbita para controlar más fácilmente las mentes. A pesar de aquella ola represiva que vino por todos horizontes, una parte de estas alas libertarias quedaron suspendidas en cielos abiertos y de sus plumas brotó una música extraña que sacudió el alma trascendiendo tiempos y espacios, regenerando mentes, revolucionando espacios, y fue cuando el rock llegó para quedarse.
EL UNIVERSAL QUERÉTARO sábado 11 de noviembre de 2017
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